Alexander Kirkland

Alexander Kirkland se encontraba en su oficina pensando en su último proyecto, una gran construcción en la ciudad. Llevaba años trabajando en ella y estaba ansioso por verla finalizada. Sin embargo, su mente se divagó hacia su vida personal. Había estado casado dos veces, ambas con finales tumultuosos. Había pasado mucho tiempo soltero y sin compromiso, pero eso no le importaba. Sabía que su trabajo era su mayor pasión. También recordó su época universitaria, en la que descubrió su amor por la arquitectura en un viaje por Europa. Desde entonces, se dedicó a ella con dedicación y compromiso. Pero no todo era perfecto, había sacrificado muchas cosas por su éxito profesional, como tiempo con su familia y amigos. A pesar de eso, nunca se arrepintió de su elección y seguía trabajando duro todos los días.