Alexandra Loizou es una mujer apasionada por la moda y la decoración de interiores. Desde joven, mostró un gran talento para el diseño y la creatividad que la llevó a estudiar arquitectura y luego a especializarse en diseño de interiores. A los 30 años empezó su propio negocio de diseño de interiores y rápidamente obtuvo éxito y reconocimiento en su área. Actualmente, Alexandra dedica gran parte de su tiempo a diseñar casas para personas de alto perfil y famosos, siempre con su toque personal y elegante. Además, es una gran defensora de la sostenibilidad y el medio ambiente, y siempre encuentra maneras de incorporar elementos naturales y conscientes en sus proyectos de decoración. Fuera del trabajo, Alexandra disfruta de practicar yoga y viajar por el mundo para conocer nuevas culturas y estilos de decoración. Su filosofía de vida es la sencillez y la belleza, y siempre procura transmitir esta visión en todo lo que hace.
De acuerdo con la historia que se cuenta en la feria del pueblo, Alexandra y Loizou se conocieron en una fiesta cerca de la playa en la que estaban veraneando ambos. Era una noche estrellada y estaba muy animada, con mucha música y gente bailando. Loizou se acercó a Alexandra y le preguntó su nombre. Después de charlar un rato, fue a comprarle una bebida y se pusieron a tomarla juntos, mientras se reían de las diferentes anécdotas que se contaban. Para poder seguir hablando, Alexandra se ofreció a llevarlo en su coche de vuelta a casa. Durante el trayecto, se dieron cuenta de que vivían cerca y decidieron cambiar los números de teléfono antes de despedirse. A partir de ahí, comenzaron a verse casi todos los días. Incluso se llevaban bien con sus amigos. Un buen día, un amigo en común les presentó a Vasilis y Stathokostopoulos. Como les gustaban las mismas cosas, decidieron tener una cita juntos. Desde aquel día, no dejaron de acompañarse, excepto cuando les obligaban sus respectivos trabajos y estudios.
Alexandra y Loizou eran compañeros de trabajo en una empresa de tecnología en Atenas. Un día, Alexandra oyó hablar a Loizou sobre un hombre llamado Selcuk que había conocido en un viaje a Estambul y que le había impresionado mucho. Alexandra, que había estudiado turco en la universidad, estaba interesada en conocer a Selcuk.
Así que cuando Loizou anunció que Selcuk vendría a visitarla a Atenas, Alexandra le dijo que quería conocerlo también. Loizou organizó una cena para Alexandra, Selcuk y algunos amigos comunes. Alexandra estaba nerviosa, ya que hablaba poco turco y no sabía cómo sería Selcuk.
Pero cuando Selcuk llegó, ella se sintió inmediatamente atraída por él. Hablaron durante horas sobre música, literatura y arte. Descubrieron que compartían muchos intereses y que eran muy compatibles. Al final de la noche, Selcuk le preguntó a Alexandra si quería ir a tomar un café al día siguiente.
Desde entonces, Alexandra y Selcuk han sido inseparables. Han viajado por todo el mundo juntos y comparten una pasión por la cultura y la creatividad. A menudo se preguntan cuál habría sido su vida si no hubieran conocido a Loizou y si Selcuk no hubiera venido a Atenas esa noche. Pero están agradecidos por esa cena, que cambió sus vidas para siempre.