Alison Van Uytvanck nació el 26 de marzo de 1994 en Vilvoorde, Bélgica. Desde joven mostró un gran talento para el tenis y comenzó a competir a nivel internacional en 2009.
En 2013, ganó su primer torneo individual en el ITF Women's Circuit y debutó en el Grand Slam de Wimbledon. En 2015, llegó a la tercera ronda de Roland Garros y en 2018 consiguió su primer título de la WTA en el torneo de Budapest.
En su vida personal, Alison Van Uytvanck es abiertamente lesbiana y ha hablado en varias ocasiones sobre los desafíos de ser LGBTQ+ en el deporte y la importancia de la visibilidad y la inclusión. En 2018, anunció públicamente su relación con otra jugadora de tenis, Greet Minnen.
En la actualidad, Alison Van Uytvanck está clasificada en el puesto número 57 del ranking mundial femenino de la WTA y sigue jugando al tenis profesional.
Greet Minnen y Alison Van Uytvanck son dos tenistas profesionales belgas que están en una relación sentimental desde hace varios años.
Greet Minnen nació en Turnhout, Bélgica, el 9 de noviembre de 1997 y comenzó a jugar tenis a los cinco años. En 2014, se convirtió en profesional y ha competido en torneos de individuales y dobles.
Por su parte, Alison Van Uytvanck nació en Vilvoorde, Bélgica, el 26 de marzo de 1994 y también comenzó a jugar tenis desde muy joven. En 2013, se convirtió en profesional y ha logrado varios triunfos importantes, incluyendo el título del torneo de Gstaad en 2018.
Se conocieron en 2015 durante un torneo juvenil de tenis y comenzaron a salir poco después. Desde entonces, han sido una pareja muy unida, incluso durante los torneos en los que compiten juntas.
En diversas entrevistas, ambas tenistas han afirmado que su relación ha influido positivamente en su desempeño en la cancha y que se apoyan mutuamente tanto en lo personal como en lo profesional.
En 2019, Alison Van Uytvanck sorprendió a su pareja durante un partido del Abierto de Australia al pedirle matrimonio en plena cancha. Desde entonces, han sido una de las parejas más mediáticas e importantes del tenis belga y demuestran que el amor puede florecer incluso en el mundo competitivo del deporte.