Ana Laura Sánchez es una joven activista y defensora de los derechos humanos nacida en Venezuela en el año 1994. A los 17 años se unió a la organización no gubernamental Provea, dedicada a la promoción y defensa de los derechos de las personas en Venezuela.
En el año 2014, Ana Laura se postuló como diputada suplente en la Asamblea Nacional de Venezuela, pero su candidatura fue rechazada por el Consejo Nacional Electoral. No obstante, a través de su trabajo en Provea y en otras organizaciones, se convirtió en una líder juvenil en la lucha por los derechos humanos en su país.
En 2017, Ana Laura tuvo que exiliarse en Chile debido a la represión política y la violencia en Venezuela. Desde entonces, ha seguido trabajando en defensa de los derechos humanos, especialmente en temas como la libertad de expresión y el acceso a la justicia.
Ana Laura también ha participado en la organización de movilizaciones y protestas pacíficas en Chile, como la marcha feminista del 8 de marzo de 2019, en la que participaron cerca de un millón de personas en todo el país.
A través de su trabajo como activista y defensora de los derechos humanos, Ana Laura ha logrado visibilizar las violaciones a los derechos humanos en Venezuela y en otros países de América Latina. Su lucha por la justicia social y la igualdad sigue siendo una inspiración para muchos jóvenes en la región.
Francisco y Ana Laura se conocieron en una feria de arte en la Ciudad de México. Ambos estaban admirando la obra de un artista cuando coincidieron en la misma pieza y comenzaron a conversar. Descubrieron que tenían gustos similares en el arte y comenzaron a compartir sus impresiones y opiniones sobre las diferentes obras que vieron. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y se prometieron visitar juntos las galerías de arte de la ciudad en el futuro. Desde entonces, Francisco y Ana Laura se han convertido en buenos amigos y han compartido muchas gran experiencias juntos a través del arte y la cultura.