Anna Lopukhina fue una noble rusa del siglo XIX nacida en 1795 en San Petersburgo. Se casó con el príncipe Aleksandr Kurakin en 1815 y tuvieron dos hijos. Sin embargo, el matrimonio fue infeliz y Anna se refugió en su fe ortodoxa. Después de la muerte de su esposo en 1818, Anna decidió hacerse monja y se convirtió en Basilea. Se dedicó a la caridad y fundó un orfanato en su casa en San Petersburgo. También fue conocida por su carisma y sabiduría espiritual. Durante los levantamientos decembristas de 1825, Anna fue arrestada por su supuesto papel en la rebelión. Fue encarcelada en la Fortaleza de Pedro y Pablo durante un año, y luego fue exiliada a un convento en Siberia. Allí continuó su trabajo caritativo y enseñó a los niños. En 1857, Anna fue perdonada y se le permitió regresar a San Petersburgo, donde vivió tranquilamente hasta su muerte en 1863. Fue venerada como santa en la Iglesia Ortodoxa Rusa en 1992 y su día de fiesta es el 7 de febrero.