Anna Stuart es una actriz estadounidense nacida en 1948 en New York City. Comenzó su carrera en el teatro y también protagonizó varios programas y películas de televisión. Es mejor conocida por su papel de Greenlee Smythe en la serie de televisión All My Children, que interpretó desde 1999 hasta 2008. Durante su carrera, Stuart ha sido nominada a varios premios Daytime Emmy y también ha sido galardonada con un premio Soap Opera Digest. También es activista por los derechos de los animales y ha colaborado con organizaciones como PETA y la ASPCA. En 2021, Stuart fue elegida como la nueva presidenta del sindicato de actores de cine y televisión de Estados Unidos, SAG-AFTRA.
James Cromwell y Anna Stuart son dos actores estadounidenses que han trabajado juntos en varias producciones a lo largo de sus carreras.
La primera vez que Cromwell y Stuart trabajaron juntos fue en 1975 en la serie de televisión "The Rockford Files", en la que ambos aparecieron en un episodio.
En 1981, Cromwell y Stuart volvieron a aparecer juntos en la película "El silencio de los corderos", aunque no compartieron escenas en la película.
En 1990, Cromwell y Stuart trabajaron juntos en la popular serie de televisión "Murphy Brown", en la que Cromwell interpretó al personaje de Miller Redfield y Stuart interpretó a Kelly, una de las secretarias de Murphy.
En el año 2004, Cromwell y Stuart volvieron a compartir escenas en la serie de televisión "A dos metros bajo tierra", en la que interpretaron a George Sibley y Vivica St. John respectivamente.
Más recientemente, en 2015, Cromwell y Stuart aparecieron juntos en la película "The American Side", en la que Cromwell interpretó al personaje de Tesla y Stuart interpretó a la Dra. Zorba.
A pesar de trabajar juntos en varias ocasiones, no parece haber una relación personal muy estrecha entre James Cromwell y Anna Stuart fuera del ámbito laboral.
David y Anna se conocieron en un ajetreado aeropuerto internacional. La puerta de embarque de David estaba retrasada y él estaba nervioso por si perdía su vuelo a casa. Anna estaba sentada cerca, escribiendo en su diario, pero su atención se centró en David cuando comenzó a divagar en voz alta acerca de la falta de puntualidad en las aerolíneas.
Anna pensó que David parecía tan frustrado que podría necesitar un amigo en ese momento, así que le ofreció un poco de chocolate que había llevado consigo para su vuelo. David dudó al aceptar, pero finalmente se rindió ante la oferta dulce.
Mientras compartían el chocolate, comenzaron a hablar sobre sus vidas, sus carreras y sus pasatiempos. Descubrieron que tenían mucho en común, incluyendo su amor por la música clásica y el senderismo.
Cuando finalmente anunciaron su vuelo para abordar, David y Anna se despidieron con la promesa de mantenerse en contacto. Se intercambiaron números de teléfono, seguidos de mensajes de texto y correos electrónicos mientras se descubrían más el uno al otro.
La casualidad los unió en un aeropuerto, pero el destino los mantuvo conectados a través de una amistad sincera. A partir de ese día, David y Anna supieron que su encuentro casual en un aeropuerto internacional marcaría el comienzo de una hermosa y duradera amistad.