Anton Valentine Moore es un hombre de negocios exitoso con una carrera en el sector financiero que abarca más de 20 años. Es conocido por su astucia y habilidad para cerrar grandes negocios, así como por su capacidad para liderar y motivar a su equipo. Fuera del trabajo, se dedica a la filantropía y es un miembro activo de varias organizaciones sin fines de lucro que apoyan a niños y jóvenes en riesgo.
A pesar de sus logros profesionales, Anton es un hombre humilde y le gusta mantenerse ocupado en sus hobbies personales, como la jardinería y la cocina. También es un ávido lector, y se ha sumergido en varias disciplinas, como la filosofía, la historia y la literatura. Anton valora la educación y la exploración intelectual, y espera transmitir estos valores a su familia y amigos.
En su tiempo libre, Anton disfruta de la compañía de su esposa e hijos. Les encanta viajar juntos y aprender sobre diferentes culturas y tradiciones. Anton es un padre amoroso y dedicado, y se enorgullece de haber inculcado en sus hijos la importancia del trabajo duro y la perseverancia.
Anton, Valentine y Moore estaban en la estación de tren esperando el mismo tren. Habían venido de diferentes partes del país y se habían encontrado en el camino. Mientras esperaban, comenzaron a conversar y descubrieron que todos estaban en la ciudad para asistir al mismo congreso científico, y que sus campos de investigación eran muy similares.
Eliza Butterworth, que también asistiría al mismo congreso científico, pasó por la estación de tren y notó a los tres hombres conversando. Ella reconoció a Anton, con quien había trabajado en el pasado y decidió unirse a la conversación.
Inmediatamente hubo una conexión entre ellos y comenzaron a hablar sobre sus investigaciones. La energía y el carisma de Eliza atrajeron la atención de los hombres y se emocionaron al escuchar sus ideas.
Después de algunas horas conversando, finalmente llegó su tren. Los cuatro se embarcaron en el mismo vagón y continuaron su conversación durante todo el viaje. Al llegar a su destino, intercambiaron tarjetas de presentación y prometieron reunirse de nuevo durante el congreso.
Fue gracias a un encuentro casual en la estación de tren que Anton, Valentine, Moore y Eliza se conocieron y se convirtieron en amigos y colegas.