Ava Lowle Willing (1878-1958) fue una socialité y filántropa estadounidense. Nació en la ciudad de Nueva York en una familia adinerada y cultivó una vida de lujo y sofisticación. Se casó con John Jacob Astor IV, uno de los hombres más ricos del mundo y líder de la alta sociedad neoyorquina. Juntos tuvieron dos hijos y disfrutaron de un estilo de vida opulento y ostentoso. Sin embargo, la vida de Ava cambió dramáticamente cuando su esposo murió en el hundimiento del Titanic en 1912. Se convirtió en una viuda joven con dos hijos pequeños y tuvo que luchar para mantener su estatus social y financiero. A través de su inteligencia y dedicación, logró mantener su posición y, además, se convirtió en una destacada filántropa, apoyando causas como la educación y la caridad. Ava falleció en la ciudad de Nueva York a los 80 años, habiendo dejado una marca indeleble en la sociedad de su época.
Ava Alice Lowle Willing fue una socialité estadounidense que se casó con Thomas Lister, cuarto Barón de Ribblesdale, el 12 de septiembre de 1902.
Thomas Lister era un aristócrata británico que heredó el título de Barón de Ribblesdale a los 29 años, tras la repentina muerte de su padre. Había estudiado en Eton y en la Universidad de Cambridge y, durante su juventud, había sido un exitoso corredor de automóviles y un jugador de polo.
La pareja se conoció en un baile de sociedad en Newport, Rhode Island, Estados Unidos, y rápidamente se enamoraron. Pese a la diferencia de edad (ella tenía 20 años y él 34), contrajeron matrimonio en la iglesia de St. Thomas en Nueva York.
Aunque al principio el matrimonio parecía ser feliz, con el tiempo se convirtió en un fracaso. Ava y Thomas tenían personalidades muy diferentes, y él era conocido por su temperamento fuerte y su afición por la caza, mientras que ella prefería el mundo de la moda y la cultura.
En 1905, Ava inició una aventura amorosa con un amigo de la familia, el príncipe italiano Ruspoli, lo que causó una gran escándalo en la sociedad británica. Thomas se negó a concederle el divorcio, por lo que Ava se mudó a París y se separó de él de facto.
Thomas murió en 1925, a los 57 años, y Ava volvió a casarse al año siguiente con un rico banquero de Chicago, Rufus Langhorne. Sin embargo, su reputación ya estaba manchada por el escándalo de su aventura con el príncipe Ruspoli, y su segundo matrimonio también acabó en divorcio en 1932.
Ava falleció en 1958, a los 76 años. La historia de su matrimonio con Thomas Lister es recordada por ser uno de los más trágicos y tumultuosos de la alta sociedad británica del siglo XX.
Ava Lowle Willing fue una socialité de Filadelfia quien contrajo matrimonio en 1913 con John Jacob Astor IV, uno de los hombres más ricos de su época y miembro de la familia Astor, una de las más influyentes en la historia de Estados Unidos.
La boda entre Ava y John Jacob Astor IV fue una de las más sonadas de la época, ya que se trataba de dos familias de la alta sociedad estadounidense. El matrimonio fue a vivir a Europa, donde John Jacob Astor IV tenía una mansión en Inglaterra y un lujoso hotel en Francia.
Sin embargo, su felicidad no duró mucho tiempo. En 1912, John Jacob Astor IV fue uno de los pasajeros del Titanic y falleció en el naufragio, convirtiéndose en una de las víctimas más conocidas y trágicas del desastre.
Ava Lowle Willing quedó viuda a los 29 años, con un hijo recién nacido, que posteriormente llegaría a ser el 4º Barón de Astor de Hever Castle. Aunque siempre mantuvo la imagen de ser una mujer elegante y sofisticada, la pérdida de su marido sin duda tuvo un gran impacto en su vida.
En resumen, Ava Lowle Willing fue la esposa de John Jacob Astor IV, uno de los hombres más ricos de su época y miembro de la influyente familia Astor. Tras su matrimonio, fueron a vivir a Europa, pero la muerte de John Jacob Astor IV en el naufragio del Titanic marcó un antes y después en la vida de Ava.
Ava y Winthrop se conocieron en una fría noche de invierno en un bar de la ciudad. Ambos estaban sentados en la misma barra y coincidieron en su amor por las viejas películas de Hollywood. Comenzaron a conversar animadamente sobre las estrellas de cine de antaño y se dieron cuenta de que tenían mucho en común. La química entre ellos era innegable, y pasaron horas hablando hasta que cerraron el bar. Desde ese día, comenzaron una relación que nunca antes habían experimentado con nadie más. Se convirtieron en inseparables, y su amor solo creció con el paso de los años. Hoy en día, toda la gente sabe que Ava y Winthrop son el uno para el otro, y no pueden imaginarse estar con nadie más.