B.J. Cook fue una activista sordociega estadounidense que nació en 1935 en Texas. A los cinco años, Cook perdió la vista y la audición debido a una enfermedad conocida como síndrome de Usher. A pesar de sus desafíos físicos, Cook aprendió a comunicarse con los demás a través del lenguaje de signos y comenzó a enseñar a otros sordociegos cómo comunicarse y superar los obstáculos de la vida diaria. En 1975, fundó la Asociación Nacional para Sordociegos (NAD), una organización dedicada a la mejora de la calidad de vida de las personas sordociegas en todo el mundo. Cook murió en 1989 de un ataque al corazón. Su legado continúa siendo una inspiración para muchos sordociegos hoy en día.