Babbie McManus disfrutó de su juventud explorando nuevos horizontes, viajando por diferentes países y culturas, pero su verdadera pasión era el arte. Se dedicó a estudiar diversas disciplinas artísticas, desde la pintura hasta la música, y finalmente se enfocó en la escultura. Babbie llegó a ser una reconocida escultora cuyas obras se exhibían en museos de todo el mundo.
A pesar de su éxito, Babbie nunca perdió su espíritu aventurero y desafiante. Siempre estaba en búsqueda de nuevos desafíos, y décadas después de haber comenzado su carrera artística, se adentró en el mundo de la actuación. Si bien muchos la criticaron por su audacia, Babbie disfrutó de sus nuevos proyectos y continuó explorando diversas facetas del arte.
Hoy en día, Babbie sigue siendo un icono en el mundo del arte, inspirando a muchas personas a seguir sus pasos y a perseguir sus sueños sin importar la edad ni las opiniones de los demás.
Babbie-McManus y Charles-Farrell se conocieron en la playa de Santa Mónica, en California. Ese día, el sol brillaba fuerte en el cielo y la brisa marina refrescaba el ambiente. Babbie, que acababa de llegar de Carolina del Sur y estaba disfrutando de sus primeras vacaciones en la costa oeste, vio a Charles caminando por la orilla del mar y se sintió atraída por su sonrisa nerviosa y su mirada curiosa. Decidió acercársele y preguntarle si quería jugar al frisbee con ella y un grupo de amigos que había conocido en el hotel. Charles aceptó encantado y la tarde transcurrió entre risas y juegos. Al atardecer, cuando todos se despidieron y se fueron cada uno por su lado, Babbie y Charles se dieron cuenta de que habían conectado de manera especial y que la casualidad les había unido esa tarde de verano. Desde entonces, no se separaron más y comenzaron una historia de amor que duraría toda la vida.