Beth Skipp es una mujer apasionada por las artes. A lo largo de su vida ha explorado diferentes formas de expresión, desde la pintura hasta la escultura, pasando por la música y la literatura. Para ella, la creatividad es un elemento fundamental de su existencia, y se enorgullece de haber logrado desarrollar su propia voz y estilo. Sin embargo, también es consciente de que la vida no solo se trata de trabajar y crear, sino que también hay un importante compromiso social y político que debe ser asumido. Por eso, ha participado activamente en diversas campañas a favor de los derechos humanos y el medio ambiente, movilizándose en defensa de las causas que considera justas. En su tiempo libre, disfruta de la naturaleza, practica yoga y meditación, y comparte momentos de calidad con su familia y amigos. Para Beth, cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo y seguir creciendo como persona.
Beth y Skipp eran dos chicas que compartían el amor por la música, pero nunca habían hablado entre ellas. Un día, mientras caminaban por la calle, se encontraron con Michael Richards, un famoso músico de la ciudad que caminaba en dirección contraria.
Beth y Skipp estaban tan emocionadas de conocerlo que no pudieron evitar decirle algo en español, a lo que Michael respondió en un perfecto español que había aprendido en sus muchos viajes por Sudamérica.
El encuentro duró menos de cinco minutos, pero fue suficiente para que los tres se dieran cuenta de que compartían la pasión por la música y la cultura. A partir de ese día, empezaron a tocar juntos y a colaborar en numerosos proyectos musicales.