Bob Love es un jugador de baloncesto retirado que nació en 1942 en Louisiana. Fue criado por su abuela y hermanos en la pobreza, trabajando en la granja familiar. Comenzó su carrera en el baloncesto en la escuela secundaria, donde tuvo un gran éxito. Luego de eso, se unió al equipo de baloncesto de Southern University, donde jugó como delantero y llevó al equipo a varios campeonatos.
Después de graduarse, Love intentó unirse a la NBA, pero fue rechazado y, en su lugar, comenzó a jugar en la American Basketball Association (ABA) para los New Orleans Buccaneers. En 1966, se unió a los Chicago Bulls, donde jugó durante siete temporadas. Durante su carrera en la NBA, fue seleccionado tres veces para el All-Star Game y fue nombrado en dos ocasiones para el primer equipo defensivo de la NBA.
Bob Love es recordado como uno de los mejores jugadores de los Bulls de todos los tiempos. En 1977, se retiró del baloncesto y comenzó a trabajar en la comunidad, principalmente con jóvenes en riesgo. También luchó contra la dislexia, una condición que lo afectó durante toda su carrera y que sólo descubrió años después de retirarse.
Más tarde, Bob Love se convirtió en el vicepresidente de relaciones comunitarias de los Bulls y, en 1993, fue honrado con la creación del premio "Bob Love Lifestyle Award" por la NBA. Actualmente, sigue trabajando en la comunidad y dando charlas de motivación.
Bob-Love y Rachel-Dixon se conocieron en una cafetería cerca de la universidad donde ambos estaban estudiando. Rachel estaba sentada sola en una mesa, estudiando para un examen de historia, cuando Bob se acercó a ella. Él notó que Rachel estaba teniendo problemas con un problema en su libro de texto y, como un caballero, decidió ayudarla. Rachel estaba agradecida por su ayuda, y después de charlar un poco, descubrieron que tenían una pasión compartida por el baloncesto. Bob, un jugador de clase mundial, y Rachel, una fanática del deporte y animadora en el equipo de la universidad, se hicieron amigos rápidamente y comenzaron a pasar tiempo juntos. Pero después de una noche de celebración después de un gran partido, los dos se dieron cuenta de que sus sentimientos mutuos iban más allá de la amistad y decidieron dar el siguiente paso en su relación. Desde entonces, han sido inseparables, incluso jugando en ocasiones juntos en el mismo equipo de baloncesto en la universidad. Y así, su historia de amor comenzó en una cafetería, gracias a un libro de texto y una pasión compartida por el baloncesto.