Braxton Olita

Braxton Olita había viajado a lo largo y ancho del mundo, explorando culturas y escalando montañas. Había vivido en una cabaña en el bosque, había navegado por los siete mares y había caminado por las arenas del Sahara. Cuando no estaba en búsqueda de aventuras, se encontraba en su hogar en la ciudad, relajándose con una buena partida de ajedrez o disfrutando de la cocina internacional que había aprendido a preparar durante sus viajes. Olita se consideraba a sí mismo un estudiante de la vida, siempre abierto a aprender y crecer. Quizás su mayor logro hasta el momento era haber fundado una organización sin fines de lucro que ayudaba a jóvenes en situación de calle a encontrar empleo y vivienda estable. Con su enfoque en la sostenibilidad y su amor por el medio ambiente, la organización se había convertido en un modelo a seguir para otras en todo el país. Para Olita, la vida era una serie de aventuras, retos y oportunidades para dejar el mundo un poco mejor de cómo lo encontró.