Carl Mayer fue un guionista y productor de cine austrohúngaro que nació el 20 de noviembre de 1894 y falleció el 1 de julio de 1944. Mayer estudió literatura y filosofía en la Universidad de Viena antes de comenzar su carrera como periodista y escritor. En 1917, trabajó como redactor en la revista cinematográfica "Filmkurier" y se convirtió en guionista poco después.
Mayer es más conocido por su trabajo en la película muda "El Gabinete del Dr. Caligari" en 1920, junto con el director Robert Wiene. Esta película fue un hito en la historia del cine mudo, con sus innovaciones en la dirección y diseño de producción. Mayer también escribió guiones para otras películas importantes como "El último hombre" (1924), "La calle" (1923) y "El muelle" (1928).
En la década de 1930, Mayer trabajó principalmente en Hollywood, donde trabajó en películas como "La novia de Frankenstein" (1935) y "Gunga Din" (1939). A pesar de que tuvo éxito en Hollywood, Mayer se volvió cada vez más desilusionado con la industria cinematográfica y regresó a Europa en 1940.
Mayer murió durante la Segunda Guerra Mundial en Hamburgo, tras haber sido arrestado y torturado por la Gestapo. Su vida y obra continúan siendo una influencia importante en el mundo del cine, especialmente en el cine de terror y suspense.
Carl Mayer y Paul Rotha fueron dos importantes cineastas del movimiento cinematográfico alemán conocido como la Nueva Objetividad. Ambos trabajaron juntos en varias películas durante los años 20 y 30.
Mayer fue uno de los guionistas más importantes del cine alemán en la década de 1920. Fue el autor del guion de "El gabinete del Dr. Caligari" (1920), una de las películas más influyentes de la historia del cine. También escribió el guion de "La última risa" (1924) del director F.W. Murnau.
Por su parte, Rotha fue un documentalista y crítico de cine. En 1929 dirigió "Los primitivos del cine", una película que mostraba los orígenes del cine y la evolución de la técnica. También escribió el libro "La estructura del cine" (1930), un análisis sobre la narrativa cinematográfica.
Mayer y Rotha colaboraron en varias producciones, como "El hombre que vendió su alma" (1921) y "Las tres luces" (1923) de Murnau. En la película "El angel azul" (1930) de Josef von Sternberg, Mayer escribió el guion y Rotha fue asistente de dirección.
A pesar de su estrecha colaboración, Mayer y Rotha tenían opiniones diferentes sobre el cine. Mayer creía en la importancia del guion y de la narrativa, mientras que Rotha defendía la técnica y la estructura visual de la película. A pesar de sus diferencias, ambos cineastas contribuyeron al desarrollo del cine alemán e influenciaron a generaciones de cineastas en todo el mundo.