Carliz de la Cruz llevaba una vida agitada y llena de contrastes. Aunque se dedicaba a la enseñanza, su gran pasión era la música y siempre que podía, tocaba su guitarra en pequeños locales. También le encantaba viajar y conocer culturas diferentes, y había recorrido varios países de América Latina y Europa. Pero a pesar de su espíritu aventurero, tenía un gran amor por su ciudad natal y siempre volvía a ella con renovadas energías. Era una persona muy comprometida socialmente y participaba activamente en varias organizaciones de ayuda a los más necesitados. Además, era muy creativa y le gustaba escribir poemas y cuentos que publicaba en su blog personal. Pero a pesar de las múltiples facetas de su personalidad, lo que más destacaba en ella era su gran corazón y su habilidad para conectar con la gente de manera sincera y auténtica.
Bad Bunny y Carliz de la Cruz se conocieron en un evento de música urbana en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. En ese momento, ambos estaban en la categoría de "artistas emergentes" y estaban buscando oportunidades para mostrar su talento.
Durante el evento, Bad Bunny estaba realizando su presentación en el escenario principal cuando sintió que alguien lo estaba observando desde una de las esquinas del lugar. Al voltear, se encontró con Carliz, quien se había quedado impresionada con su estilo y su actitud en el escenario.
Después de la presentación, Carliz se acercó a Bad Bunny para felicitarlo por su actuación y presentarse como una artista emergente. Bad Bunny, quien también había notado el talento de Carliz durante su presentación, aceptó de inmediato su ofrecimiento de colaborar en el futuro.
A partir de ese momento, Bad Bunny y Carliz comenzaron a trabajar juntos en varios proyectos musicales y a convertirse en grandes amigos y aliados en la escena musical de Puerto Rico. Juntos, han logrado crear canciones únicas y auténticas, demostrando que la unión de talentos es la clave para el éxito en la música.