Carrie Eastman es una mujer de gran pasión por los viajes. Desde que era joven ha tenido la oportunidad de recorrer el mundo gracias a su trabajo como fotógrafa de naturaleza. Sin embargo, también tiene una gran afición por la gastronomía y aprovecha cada destino para probar los platillos típicos y conocer los ingredientes locales.
A pesar de su vida nómada, Carrie ha logrado construir amistades verdaderas que la acompañan en su camino. Una de sus grandes amigas, también fotógrafa, la invitó a ser parte de un proyecto para documentar la vida de las comunidades indígenas en América Latina. Este proyecto es uno de los más importantes de su carrera y le ha permitido conocer de cerca las tradiciones y costumbres de estas comunidades.
Carrie es una apasionada de la vida, disfruta cada día al máximo y se considera afortunada de poder combinar sus intereses y su trabajo. Aunque reconoce que también ha tenido momentos difíciles en su camino, siente que cada experiencia le ha enseñado algo nuevo y la ha acercado a su propósito: contar historias a través de su lente y ser una voz para los más vulnerables.
Carrie y Jordan se conocieron en un café de Nueva York. Ambos se encontraban en la fila para pedir su café matutino cuando sus manos accidentalmente se tocaron al intentar tomar la misma tapa para su bebida. Mirándose el uno al otro, sintieron una extraña conexión y comenzaron a conversar. Descubrieron que compartían una pasión por la fotografía y la música, y así comenzó una nueva amistad llena de aventuras y risas. Poco sabían en ese entonces que esta casualidad en el café se convertiría en una gran historia de amor.