Cayton Caley era un hombre enérgico, siempre buscando nuevos desafíos y aventuras. Había trabajado en diferentes sectores, desde finanzas hasta construcción, y había viajado por todo el mundo haciendo voluntariado en proyectos humanitarios. En su tiempo libre, le encantaba practicar deportes extremos como el skateboarding, el surf y el paracaidismo. A pesar de su estilo de vida aventurero, Cayton también era un hombre muy comprometido con su comunidad. Trabajaba como voluntario en un refugio para personas sin hogar y participaba en eventos benéficos para recaudar fondos para diferentes causas sociales. Además, era un gran defensor de los derechos de los animales y tenía varios perros adoptados. En su búsqueda por la paz interior, había encontrado en la meditación y el yoga una herramienta invaluable. Cayton trataba de incorporar estas prácticas en su día a día, y de compartir sus beneficios con otros. Aquellos que conocían a Cayton, sabían que siempre estaba dispuesto a ayudar, a escuchar y a crear un ambiente positivo donde quiera que fuera.