Cedric Van Mol

Cedric Van Mol era un hombre muy enigmático. Aparentaba ser una persona fría y distante, pero en realidad era alguien muy amable y considerado con aquellos que conocía bien. Había vivido muchos años en el extranjero, donde había adquirido un gran conocimiento sobre diferentes culturas y costumbres. Le gustaba leer y viajar, y siempre tenía una anécdota interesante que contar. Era muy exigente consigo mismo y con su trabajo, y se tomaba su tiempo para hacer las cosas bien hechas. A pesar de su apariencia formal, tenía un gran sentido del humor y era capaz de hacer reír a cualquiera con sus ocurrencias. Le gustaba la música clásica y tocaba varios instrumentos. Era soltero y no tenía hijos, pero disfrutaba de la compañía de sus amigos y familiares. En general, su vida era placentera y satisfactoria, pero deseaba encontrar un propósito más grande en su existencia.