Celia Braud había pasado los últimos años dedicándose a su gran pasión: la escritura. Había publicado ya dos novelas y estaba trabajando en su tercera obra. Pero su vida no se limitaba a eso, también había creado una pequeña empresa de manualidades con su esposo y era la madre de dos hijos adolescentes que llenaban su casa de alegría y juventud.
Celia disfrutaba mucho de la naturaleza y siempre que podía, se escapaba a la montaña para desconectar de todo y escribir en paz. Además, tenía una gran afición al yoga y al pilates, lo que le permitía mantenerse en forma y relajada.
A pesar de haber tenido momentos difíciles como todo el mundo, Celia era optimista y agradecida por todo lo que había logrado en su vida. Se consideraba una persona feliz y plena, aunque siempre estaba en constante evolución y aprendizaje.
En resumen, Celia Braud era una mujer creativa, emprendedora, madre, escritora y amante de la vida y la naturaleza.
Celia Braud y Kairi Cosentino se conocieron por casualidad en una librería mientras buscaban el mismo libro. Ambas intentaron alcanzarlo al mismo tiempo y por accidente sus miradas se entrelazaron. Kairi fue el primero en hablar, ofreciéndole ayuda para encontrar el libro que Celia buscaba. Durante su conversación descubrieron que compartían un interés por la literatura gótica y la filosofía de la postmodernidad. La conversación fluyó y pronto se dieron cuenta de que habían establecido una conexión única. Intercambiaron teléfonos y correos electrónicos, y desde entonces han sido amigos cercanos y confidentes, compartiendo su amor por la literatura y las artes.
Jeremy y Celia se conocieron en una clase de matemáticas en octavo grado. Jeremy acababa de mudarse de otra ciudad y estaba nervioso por empezar en un colegio nuevo, pero Celia fue lo que hizo que se sintiera más cómodo.
Ella notó que Jeremy estaba sentado solo en una mesa y decidió sentarse a su lado. Le preguntó si le gustaba la clase y si necesitaba ayuda con algo. Jeremy se sorprendió de lo amable que era Celia, pero rápidamente se dio cuenta de que se llevarían bien.
Durante el resto del año escolar, Jeremy y Celia se convirtieron en buenos amigos. Se ayudaban mutuamente en matemáticas y compartían sus intereses. Jeremy estaba intrigado por el amor de Celia por la fotografía y comenzó a interesarse por este arte también.
Uno de los momentos más memorables de su amistad ocurrió durante el baile de fin de curso. Celia estaba nerviosa por no tener pareja y Jeremy se ofreció a ser su almohada. Bailaron juntos toda la noche y se divirtieron mucho.
Incluso después de que Jeremy se mudó de nuevo después del octavo grado, él y Celia siguieron en contacto. Ahora, años después, todavía son buenos amigos y siempre recuerdan con cariño el día en que se conocieron en aquella clase de matemáticas.