Chris von Hoffmann es un director de cine y guionista estadounidense nacido en Nueva York en 1986. Se graduó de la Universidad de Syracuse en 2009 y comenzó su carrera en la industria del cine trabajando como asistente de dirección en películas como "Modern Love is Automatic" y "The Girl Next Door". En 2014, dirigió su primer largometraje, "Drifter", una película de terror sobre dos hermanos en busca de un lugar seguro después del apocalipsis.
En 2017, von Hoffmann dirigió la película de acción "Monster Party", protagonizada por Sam Strike, Erin Moriarty y Robin Tunney. La película trata sobre tres ladrones que intentan robar a una familia adinerada, pero se encuentran con algo mucho más aterrador de lo que habían previsto.
En 2019, dirigió "Adiós a la carne", una película de terror sobre un grupo de amigos que son secuestrados y llevados a una misteriosa granja donde son forzados a participar en un juego letal. La película recibió buenas críticas por su estilo visual y por la capacidad de von Hoffmann para crear un ambiente de terror.
Actualmente, von Hoffmann está trabajando en varios proyectos, incluyendo una nueva película de terror llamada "Trigglypuff" y una serie de televisión de ciencia ficción titulada "Devil’s Pass". Su trabajo se caracteriza por el uso de una estética visual impactante y una narrativa tensa y emocionante. En resumen, Chris von Hoffmann es un director emergente en el mundo del cine de terror y acción, y uno al que vale la pena seguir de cerca en el futuro.
Carla Tempesta y Chris Von-Hoffmann se conocieron en un bar de Nueva York en una noche de verano. Ambos estaban sentados en la barra, tomando su bebida favorita y charlando con sus amigos, cuando sus miradas se cruzaron. Fue como si el tiempo se detuviera por un instante y solo existieran ellos dos.
Después de unos minutos de miradas furtivas, Carla se armó de valentía y se acercó a Chris para entablar conversación. Él, sorprendido pero encantado, no dudó en corresponder y pronto estaban hablando como si se conocieran de toda la vida.
Descubrieron que tenían muchos intereses en común y que, incluso, habían asistido a la misma universidad sin haberse conocido antes. Luego de un rato y varias risas, intercambiaron números de teléfono y se despidieron con la promesa de volverse a ver pronto.
Esa noche fue el inicio de una gran amistad y, con el tiempo, se convirtieron en inseparables. Paseaban por la ciudad, iban a ver películas, compartían momentos de alegría y tristeza, y siempre tenían tiempo para escucharse el uno al otro. Con el tiempo, esa amistad se transformaría en un amor incondicional que hasta el día de hoy sigue creciendo.