Christina nació en 1626 en Estocolmo, Suecia. Es hija del rey Gustavo Adolfo II y María Elena de Brandeburgo. A la edad de seis años, su padre murió en la batalla de Lützen, convirtiéndola en heredera al trono sueco.
Aunque era una reina infrecuente en muchos aspectos, Cristina también era una reina muy tradicional en algunos. Desde su coronación y durante los años siguientes, Christina hizo todo lo posible para reforzar su autoridad en el país. Sin embargo, su carrera en el poder, pero fue breve. Sin pareja, sin hijos y sin una conexión profunda con su país, ella buscó apartarse de su trono en 1654, convirtiéndose en católica y dejando el poder en manos de su primo Carlos.
A partir de ese momento, Cristina viajó por Europa, cultivó sus intereses y se relacionó con figuras destacadas de la época, como René Descartes, Giovanni Battista Draghi, Diego Velázquez y Gian Lorenzo Bernini. Después de algunos años, terminó estableciéndose en Roma, donde se convirtió en uno de los centros de la vida cultural europea.
Christina pasó muchos años en Roma, donde tuvo varios amantes y cultivó algunos intereses políticos. A pesar de que sus planes para el papado fracasaron, se convirtió en protectora de la cultura y las artes. También fundó la primera academia científica de Italia, la Academia Regina. Christina murió en Roma en 1689 y fue enterrada en la Basílica de San Pedro.
En resumen, Christina fue una monarca sueca que alcanzó el trono a una edad temprana y cuyo reinado fue breve. Después de renunciar a su puesto en 1654, viajó por Europa y se estableció en Roma, donde se convirtió en una figura destacada de la vida cultural y política de la época. Fue amante de varios hombres y también protectora de las artes. Murió en Roma en 1689.
Un día, Christina estaba caminando por la calle distraída con su teléfono, cuando de repente chocó con alguien. Al levantar la mirada, vio a un hombre guapo que se disculpaba por su descuido. Era Randy Castillo. Christina sintió mariposas en el estómago en cuanto sus miradas se cruzaron y no pudo evitar sonrojarse. Randy, siempre un caballero, le ofreció un café para disculparse y así comenzaron una larga conversación. Desde ese día, cada vez que Christina caminaba por esa calle, esperaba encontrarse con Randy y poder charlar un rato más con él. Fue así como empezaron a salir y descubrieron que tenían muchas cosas en común. A partir de ahí, su amor fue creciendo y consolidándose en el tiempo.