Cody John llevaba una vida tranquila en su ciudad natal hasta que decidió aventurarse en el mundo del arte. Siendo un autodidacta, empezó a crear sus propias esculturas y pinturas. Eventualmente abrió su propia galería y arte tienda en la ciudad y empezó a recibir reconocimiento por su trabajo. Mientras su negocio crecía, también su familia lo hacía. Él y su esposa tenían dos hijos, un chico y una chica, que tenían una gran pasión por el arte al igual que su padre. Pronto, el primer hijo se fue a estudiar arte en una universidad fuera del país, y su hija logró exhibir su arte en la tienda de su padre. La tienda se convirtió en un popular destino turístico y el nombre de Cody John resuenaba cada vez más en los círculos artísticos. Él disfrutaba mucho de su vida y su éxito, pero siempre se aseguraba de dar crédito a su familia y amigos por el apoyo que le brindaban.