Creed McKinnon era una persona inquieta y siempre buscaba nuevas aventuras en la vida. A lo largo de los años, había probado todo tipo de deportes extremos, desde surfear en las olas gigantes de Hawaii hasta escalar montañas en el Himalaya. Pero lo que más le gustaba era viajar y explorar nuevos lugares.
Durante su última aventura en África, Creed descubrió su pasión por la fotografía. Se dio cuenta de que a través de las imágenes podía capturar los momentos más especiales y compartirlos con todos sus amigos y familiares.
Después de regresar de África, Creed decidió dedicarse por completo a la fotografía. Comenzó a tomar clases y pronto se convirtió en un fotógrafo profesional. Su trabajo se publicaba en revistas de todo el mundo y su nombre se hizo famoso en la comunidad de fotógrafos.
A pesar de que aún le gustaba viajar y explorar nuevos lugares, ahora lo hacía con más frecuencia para poder capturar las imágenes más hermosas y únicas para su trabajo. Para Creed, la vida era una aventura infinita y siempre estaba listo para seguir explorando.
Sophie Stonehouse y Creed McKinnon se conocieron en una librería donde ambos estaban buscando el mismo libro. Al llegar a la sección de novelas de misterio, coincidieron en el mismo título y se dieron cuenta que solo quedaba un ejemplar. Trataron de apoderarse del libro, pero terminaron agarrándolo juntos y sus manos se rozaron en el proceso.
Sophie, sorprendida por la presencia de un extraño, miró a Creed y le preguntó con una sonrisa: "¿Estás buscando lo mismo que yo?". Creed, un poco sorprendido por el contacto que tuvieron, asintió y respondió: "Sí, parece que los dos queremos leer lo mismo".
Sophie notó la sonrisa nerviosa de Creed y decidió relajar el ambiente con una broma: "Bueno, parece que tendrás que leer más rápido que yo si quieres terminar el libro antes de que lo haga". Creed rió y respondió: "Oh, creo que podré manejarlo. ¿Por qué no te unes a mí para hablar sobre el libro cuando lo terminemos?".
Sophie aceptó y intercambiaron números de teléfono. Desde entonces, han sido inseparables y han compartido su amor mutuo por los libros de misterio y suspenso. Sophie siempre se burla de Creed de que todavía no ha podido leer más rápido que ella.