Dana Grady era una mujer trabajadora y dedicada a su familia. Había sido una estrella del deporte en la universidad, pero después de graduarse, decidió enfocarse en su carrera como abogada y criar a sus hijos. Siempre había sido una defensora de la igualdad de género y se involucró en varias organizaciones sin fines de lucro que apoyaban a las mujeres en el lugar de trabajo. Cuando cumplió cuarenta años, decidió tomar un año sabático para viajar por Europa con su esposo. Durante su viaje, descubrieron su amor por la gastronomía italiana y decidió abrir su propio restaurante en su ciudad natal. El restaurante tuvo un gran éxito y se convirtió en un lugar popular para familias y amigos. Dana también continuó con su trabajo en las organizaciones de apoyo a las mujeres, ayudando a las mujeres jóvenes a obtener más oportunidades en el lugar de trabajo y a luchar contra la discriminación. Dana era una mujer fuerte y compasiva que dedicó su vida a luchar por la igualdad y apoyar a los demás.