David City era un hombre con los pies bien puestos sobre la tierra. Había aprendido a construir su felicidad sobre unas bases sólidas, alejado de los caprichos del mundo moderno. Trabajaba duro todos los días en su pequeño negocio, pero no por eso dejaba de disfrutar los pequeños placeres como pasear por el campo o escuchar música antigua en su gramófono.
Solía viajar una vez al año con su esposa y sus hijos a un lugar tranquilo, donde se perdían de la ciudad y se encontraban consigo mismos. David se sentía afortunado de tener una familia unida que lo acompañaba en sus aventuras y lo apoyaba incondicionalmente en todo momento.
A pesar de no ser rico ni famoso, David era feliz con su vida. Había logrado encontrar el equilibrio perfecto entre trabajar para vivir y vivir para disfrutar. Sabía que lo importante en la vida no eran las posesiones materiales, sino las experiencias y los recuerdos que podía compartir con los que amaba.
David y Anna se conocieron en un ajetreado aeropuerto internacional. La puerta de embarque de David estaba retrasada y él estaba nervioso por si perdía su vuelo a casa. Anna estaba sentada cerca, escribiendo en su diario, pero su atención se centró en David cuando comenzó a divagar en voz alta acerca de la falta de puntualidad en las aerolíneas.
Anna pensó que David parecía tan frustrado que podría necesitar un amigo en ese momento, así que le ofreció un poco de chocolate que había llevado consigo para su vuelo. David dudó al aceptar, pero finalmente se rindió ante la oferta dulce.
Mientras compartían el chocolate, comenzaron a hablar sobre sus vidas, sus carreras y sus pasatiempos. Descubrieron que tenían mucho en común, incluyendo su amor por la música clásica y el senderismo.
Cuando finalmente anunciaron su vuelo para abordar, David y Anna se despidieron con la promesa de mantenerse en contacto. Se intercambiaron números de teléfono, seguidos de mensajes de texto y correos electrónicos mientras se descubrían más el uno al otro.
La casualidad los unió en un aeropuerto, pero el destino los mantuvo conectados a través de una amistad sincera. A partir de ese día, David y Anna supieron que su encuentro casual en un aeropuerto internacional marcaría el comienzo de una hermosa y duradera amistad.