Dick Livingston había pasado gran parte de su vida viajando por todo el mundo. Pocos lugares se le habían resistido y, por ello, había acumulado no solo numerosas anécdotas sino también una gran sabiduría. A los ojos de muchos era un auténtico sabio y, a otros, simplemente un hombre loco que no había querido sentar cabeza en ningún lugar del planeta. A pesar de las críticas, él estaba feliz con su vida y nunca se arrepintió de sus decisiones. Últimamente, sin embargo, había sentido la necesidad de poner orden en su caos y había comenzado a tomarse las cosas con más calma. Tal vez había llegado el momento de establecerse en un lugar y fundar una familia. Pero, por el momento, seguía viajando y disfrutando de las experiencias que le brindaba el mundo.
La relación entre Dick Livingston y Susan Morrow es una de las historias de amor más icónicas del siglo XX. Los dos se conocieron en la década de 1940 en la ciudad de Nueva York, cuando Livingston estaba trabajando como editor en una revista y Morrow era una modelo.
A pesar de que Livingston estaba casado en ese momento, no pudo evitar enamorarse de Morrow y comenzaron una relación secreta. Al final, Livingston terminó su matrimonio y se casó con Morrow en 1948.
La pareja se convirtió en un símbolo de glamour y sofisticación en la década de 1950, y eran populares en la alta sociedad neoyorquina. Livingston siguió trabajando en la edición, mientras que Morrow se convirtió en una actriz de cine y televisión.
A pesar de que su relación parecía perfecta desde el exterior, tuvieron sus problemas y Livingston se encontró en una depresión profunda hacia el final de su carrera. Él falleció en 1982, y Morrow vivió hasta 2010.