Edwin Gunn era un hombre tan cauto como brillante. Había pasado casi toda su vida dedicándose a su trabajo en la agencia gubernamental de seguridad. Sin embargo, ganó fama por sus habilidades de análisis de datos y su capacidad para descifrar la conducta humana. Sabía qué cosas impulsaban a las personas y cómo aprovechar esas tendencias para conseguir objetivos. Pero su trabajo le había costado una gran carga emocional, así que se dedicaba a entrenar atletismo en su tiempo libre. Era un hombre disciplinado y, aunque no era el más veloz, su resistencia era impresionante. Después de años de entrenamiento, decidió competir en la media maratón de la ciudad, sorprendiendo a todos por su determinación y habilidad para aguantar el ritmo. Años después decidió renunciar a su trabajo y hacer del atletismo su nueva carrera. No tenía experiencia en el mundo de los negocios deportivos, pero con su astucia y determinación construyó su propia empresa, la cual ahora es una de las más reconocidas en el mercado deportivo.
Edwin-Gunn y Gwendolyn-Jean-Mitchell se conocieron de manera casual en una tienda de música. Ambos buscaban el mismo disco y se encontraron en la misma sección de la tienda. Al ver que estaban interesados en lo mismo, empezaron a conversar y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. La conversación fluyó de forma natural y terminaron intercambiando números de teléfono para seguir conversando en otro momento. Desde ese día, comenzaron a hablar y a conocerse mejor, siempre encontrando nuevos intereses y razones para hablar el uno con el otro. Hoy en día, son inseparables y comparten todo lo que pueden, incluyendo la música que les apasiona y las historias más emocionantes de sus vidas.
Edwin Gunn y Mildred Williams fueron una pareja que se conoció mientras estudiaban en la Universidad de Stanford en la década de 1920. Se enamoraron y se casaron en 1927.
Sin embargo, la relación entre Edwin y Mildred no fue fácil. Edwin era un escritor con problemas de alcoholismo y adicción a las drogas, lo que dificultaba la estabilidad de la relación. Además, los dos tenían personalidades muy diferentes, lo que llevaba a discusiones y conflictos.
En 1929, Mildred dio a luz a su hija, Pamela, que se convertiría en la única hija de la pareja. A pesar de la paternidad, la relación entre Edwin y Mildred continuaba siendo tumultuosa y, finalmente, se divorciaron en 1934.
A pesar de la separación, Edwin y Mildred mantuvieron una amistad a lo largo de los años y siguieron en contacto. Mildred incluso le proporcionó apoyo financiero a Edwin en momentos difíciles y lo visitó cuando estaba enfermo.
En resumen, la relación entre Edwin Gunn y Mildred Williams fue complicada, pero a pesar de su divorcio, mantuvieron una amistad duradera.