Elizabeth Gaunt nació en 1622 en Inglaterra y se convirtió en una destacada activista política durante la Revolución Inglesa del siglo XVII. Fue una fiel partidaria de la causa jacobita, que buscaba instaurar en el trono a Jaime II, depuesto en 1688. En 1685, Elizabeth fue arrestada por su presunta participación en el fallido intento jacobita de la rebelión de Monmouth. Fue juzgada y condenada a muerte, pero logró escapar de prisión con ayuda de sus amigos. Sin embargo, fue capturada nuevamente y, en 1687, fue llevada a juicio de nuevo y condenada a la horca. A pesar de que su sentencia parecía inminente, Elizabeth logró ganarse la simpatía del pueblo y de líderes políticos influyentes como el Obispo de Londres y el embajador holandés. Finalmente, su pena fue conmutada por la deportación a América, donde pasó el resto de su vida. Elizabeth Gaunt pasó a ser recordada como un símbolo de la lucha jacobita y de la resistencia frente a un gobierno opresor. Su legado como activista política y defensora de los derechos humanos fue una inspiración para muchas personas que siguieron luchando por una sociedad más justa e igualitaria.