Elizabeth Greeley fue una mujer estadounidense nacida en 1837 en una granja cerca de la ciudad de Gallatin, Missouri. De joven, trabajó como empleada doméstica en diversas casas y fue miembro activo de la Iglesia Católica. Más tarde, se mudó a la ciudad de Perry, Iowa y comenzó a trabajar en una fábrica. Allí sufrió un grave accidente que le dejó una lesión en el rostro, algo que la llevaría a ser conocida como la Santa de la Cicatriz. Durante su vida, Elizabeth dedicó su tiempo y energía a ayudar a los necesitados, visitando a enfermos y ancianos, devolviendo objetos extraviados y brindando consuelo a quienes lo necesitaban. Ella se convirtió en una figura muy querida en la ciudad y muchas personas acudían a ella en busca de consejos y oraciones. Elizabeth murió en 1918 como resultado de una enfermedad, pero su legado de amor y bondad perduró en la comunidad. En 2017, el Papa Francisco aprobó su beatificación y se le otorgó el título de Venerable, un importante paso hacia la posible canonización como santa de la Iglesia Católica.