Elizabeth Morgan Anderson fue una mujer activista por los derechos civiles y la justicia social en Estados Unidos durante el siglo XIX. Fue una de las primeras mujeres negras que trabajó en una escuela pública en Washington D.C. También luchó en contra de la segregación racial y se unió a la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color.
Anderson nació en 1836 en el estado de Maryland. Tras la muerte de su madre, fue enviada a Boston para vivir con su tía, quien se convirtió en su mentora y la motivó a estudiar. Anderson completó su educación y, en 1864, fue contratada como maestra en una escuela pública en Washington D.C. a pesar de que la segregación era común en aquel entonces.
En 1868, Anderson se unió a la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, donde continuó su lucha por la igualdad de derechos y por la abolición de la esclavitud. También se unió al movimiento sufragista y al de derechos laborales.
Durante su vida, Anderson fue una persona comprometida con la educación, no sólo como maestra, sino también como miembro de la Asociación para la Mejora de las Escuelas Colored. También defendió el derecho de las mujeres negras para ocupar posiciones de liderazgo y para tener acceso a la educación superior.
Anderson falleció en 1911, pero su legado continúa inspirando a muchos como una defensora incansable de la justicia social y de la igualdad de oportunidades para todos.
Un día soleado, Elizabeth salió de su casa para ir a la librería local y buscar un libro nuevo para leer. Mientras buscaba en la sección de ciencia ficción, escuchó a alguien tosiendo detrás de ella. Se volvió para ver a un joven apuesto, con gafas y una sonrisa amable en su rostro.
"Disculpa, no puedo evitar hacerte esta pregunta: ¿eres fanática de Asimov?" dijo el joven.
"Sí, ¡cómo lo adivinaste!" respondió Elizabeth, sorprendida por la pregunta.
"Es mi autor favorito también", dijo el joven, presentándose como Harry.
A partir de ahí, comenzaron a hablar sobre sus autores y libros favoritos, lo que llevó a compartir un café en una cafetería cercana. Descubrieron que tenían mucho en común y planeaban encontrarse de nuevo para una charla más larga.
Se encontraban regularmente para conversar sobre sus libros favoritos y pronto se dieron cuenta de que su amor por la ciencia ficción no era la única cosa que compartían. Después de varios meses juntos, se dieron cuenta de que eran el uno para el otro y comenzaron a salir oficialmente.
Ahora, después de muchos años, Elizabeth y Harry siguen siendo ávidos lectores y amigos y comparten su amor por la ciencia ficción y por el otro.