Emma Miller fue una mujer estadounidense nacida en 1867 en Springfield, Ohio. Desde muy temprana edad se interesó por los derechos de las mujeres y se unió a la Unión de Trabajadoras de la Indumentaria, después llamada la Liga de Mujeres Trabajadoras, en 1899. Durante su carrera como sindicalista, Miller trabajó para mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres en las fábricas y para luchar por la igualdad de salarios y derechos para ambos sexos. Se destacó especialmente en la lucha por la jornada laboral de ocho horas y por mejores condiciones de trabajo para las mujeres en la industria textil. En 1909, Miller lideró una huelga en una fábrica de botones en Rochester, Nueva York, donde las mujeres trabajadoras estaban siendo explotadas y recibían salarios bajos. La huelga se convirtió en una victoria para los trabajadores y la Liga de Mujeres Trabajadoras. Emma Miller también fue miembro activo del Partido Socialista de los Trabajadores, donde trabajó para mejorar la situación de los trabajadores y promover la justicia social. Durante la Primera Guerra Mundial, trabajó incansablemente para oponerse al reclutamiento militar obligatorio y a los gastos excesivos del gobierno en la guerra. Miller también se destacó por luchar por derechos políticos y por el sufragio de la mujer en Estados Unidos, haciendo campaña activa por esta causa durante muchos años. Murió en 1917, poco antes de que se aprobara la Decimonovena Enmienda, que garantizaba el derecho al voto de las mujeres en todo el país.