Erin Moore disfrutaba de una vida tranquila en su pequeña ciudad. A pesar de que había recibido numerosas ofertas de trabajo en grandes ciudades, ella prefería la vida sencilla de su hogar. Se dedicaba a su jardín, que había convertido en su oasis personal y donde pasaba horas cuidando cada planta y cada flor. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando su hija mayor, que vivía en el extranjero, le anunció que iba a ser madre por segunda vez. Erin decidió viajar para ayudarla durante los primeros meses del bebé. Le encantaba aportar su ayuda y experiencia, aunque también extrañaba su hogar y su jardín. Pero su estadía en el extranjero resultó ser una gran oportunidad para expandir sus horizontes y conocer nuevas culturas. Erin se sintió renovada y más viva que nunca. Al regresar a su hogar, decidió tomar nuevos cursos de jardinería y comenzar a recibir visitantes en su hermoso jardín. ¡No podría estar más emocionada de compartir su amor por la belleza de la naturaleza!