Ernest Hemingway fue un escritor y periodista estadounidense nacido en Oak Park, Illinois, en 1899. Se inició como periodista en el diario Kansas City Star y posteriormente se trasladó a Europa como corresponsal de guerra. Durante la Primera Guerra Mundial, participó como voluntario en la Cruz Roja italiana.
En 1926 publicó su primera novela, "Fiesta", que le catapultó a la fama literaria. En su extensa obra se destacan títulos como "Adiós a las armas", "Por quién doblan las campanas" y "El viejo y el mar", con la que ganó el Premio Pulitzer en 1952.
Hemingway fue un hombre aventurero y apasionado, amante de la caza, la pesca y los deportes acuáticos. Su estilo de escritura se caracterizó por la sobriedad, la economía de palabras y la descripción de personajes simples y realistas.
Sin embargo, su carácter fuerte y sufrimientos personales, incluyendo numerosos accidentes de caza y una vida amorosa tumultuosa, lo llevaron a sufrir de depresión y a beber en exceso. En 1961, a los 61 años, se suicidó en su casa de Idaho, dejando un legado literario que sigue siendo muy valorado en la actualidad.
Ava Gardner y Ernest Hemingway se conocieron en la década de 1950 en Madrid, España, donde ambos estaban viviendo en ese momento. Hemingway, ya un escritor famoso, tenía su casa en Cuba, pero pasaba tiempo en Madrid para trabajar en su novela "El viejo y el mar". Por otro lado, Gardner estaba rodando la película "Pandora and the Flying Dutchman" en España.
La relación entre Hemingway y Gardner se describe como amistosa, pero a menudo tensa. Hemingway era conocido por su gusto por las mujeres jóvenes, hermosas y aventureras, y Gardner encajaba en ese perfil. Sin embargo, según algunas fuentes, Gardner encontró la personalidad abrasiva de Hemingway difícil de tolerar.
Se rumorea que Gardner y Hemingway tuvieron un breve romance, pero esto no está confirmado. La relación entre ellos se enfrió cuando Gardner se enamoró de Frank Sinatra, con quien se casó en 1951.
A pesar de la tensión en su amistad, Hemingway siempre se refirió a Gardner con respeto y admiración en sus escritos. Él la describió como una de las mujeres más bellas del mundo y una gran amiga. Gardner también habló bien de Hemingway en sus memorias, pero nunca mencionó nada sobre un posible romance entre ellos.
Ernest Hemingway y Mary Welsh se conocieron en Londres en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. Welsh era una periodista canadiense que trabajaba para la revista Time-Life. Hemingway estaba en Europa como corresponsal de guerra para el mismo medio.
La pareja se casó en Cuba en 1946, después de que Hemingway se divorciara de su segunda esposa. Welsh fue la cuarta y última esposa de Hemingway. La pareja pasó gran parte de su tiempo viajando por todo el mundo juntos, especialmente por Europa y África. Hemingway incluso utilizó algunas de las experiencias de su vida con Welsh como inspiración para sus obras, como su novela "El viejo y el mar".
Aunque la pareja tenía una relación tumultuosa, se mantuvieron juntos hasta la muerte de Hemingway en 1961. Después de la muerte de su esposo, Mary Welsh Hemingway publicó un libro de memorias sobre su vida juntos, titulado "How It Was". También se dedicó a preservar el legado de Hemingway, actuando como custodia de la propiedad Hemingway en Finca Vigía, en Cuba. En 1986, Welsh vendió la propiedad al gobierno cubano, con la condición de que se preservara como un monumento a la vida y obra de su esposo.
En resumen, la relación entre Ernest Hemingway y Mary Welsh fue complicada, pero duradera. Viajaron juntos por todo el mundo y compartieron muchas experiencias. Welsh también mantuvo viva su legado después de su muerte, asegurándose de que su obra y su propiedad en Cuba fueran preservados para las generaciones futuras.
Ernest Hemingway y Martha Gellhorn tuvieron una relación amorosa y tumultuosa que duró varios años. Se conocieron en 1936 durante la Guerra Civil Española, donde ambos eran corresponsales de guerra. Hemingway ya era un escritor famoso en ese momento y estaba casado con su segunda esposa, Pauline Pfeiffer. Gellhorn era una joven periodista que estaba empezando su carrera.
Hemingway y Gellhorn se enamoraron rápidamente y comenzaron una relación que duraría varios años. Pasaron tiempo juntos en España, Cuba, China y otros lugares alrededor del mundo. Ambos eran escritores y se influenciaron mutuamente en su trabajo.
Sin embargo, la relación entre Hemingway y Gellhorn era inestable. Hemingway era conocido por ser un hombre difícil y celoso, y la pareja tuvo varias discusiones y peleas. Además, la relación se vio afectada por la infidelidad de Hemingway y su alcoholismo.
Finalmente, en 1940, Hemingway le pidió el divorcio a Pauline Pfeiffer y se casó con Gellhorn poco después. Sin embargo, incluso este matrimonio no duró. Hemingway y Gellhorn se separaron en 1945 y se divorciaron en 1947. A pesar de la ruptura, ambos continuaron siendo escritores importantes y se respetaron mutuamente por sus logros literarios.
Ernest Hemingway y Marlene Dietrich tuvieron una relación muy cercana que comenzó en los años 30, cuando se conocieron en Hollywood. Ambos eran figuras icónicas y populares en la época, y rápidamente se hicieron amigos.
Dietrich se enamoró de Hemingway, pero él estaba casado en ese momento y no correspondió sus sentimientos. Sin embargo, mantuvieron una amistad profunda y duradera, intercambiando cartas y visitándose cuando podían. Hemingway incluso mencionó a Dietrich en sus escritos, como en su novela "Por quién doblan las campanas", donde la describe como "la única mujer que sabía cómo hacer el amor con una espada".
A pesar de que nunca tuvieron una relación romántica, Hemingway siempre tuvo mucho amor y respeto por Dietrich. En una entrevista, dijo sobre ella: "Ella es una de las mujeres más interesantes e inteligentes que he conocido. Y también una de las más sexys".
La relación entre ambos se mantuvo hasta la muerte de Hemingway en 1961. Años después, en una entrevista con la revista Time, Dietrich declaró: "Ernest me enseñó tanto sobre la vida y sobre el amor. Me siento afortunada de haber tenido su amistad".
Ernest Hemingway y Pauline Pfeiffer se conocieron en París en 1926, cuando ella era corresponsal de la revista Vogue y él ya era conocido como escritor. Hemingway estaba casado en ese momento con su primera esposa, Hadley Richardson, pero su matrimonio estaba en crisis.
Pauline, de familia adinerada, se convirtió rápidamente en una amiga cercana de Hemingway, y su relación se intensificó luego de que él y Hadley se divorciaran en 1927. Pauline era el opuesto de Hadley: más sofisticada y mundana, y con un estilo de vida más acomodado. Hemingway la describió como "una mujer hermosa, inteligente, con modales excelentes y fina".
Se casaron en una ceremonia discreta en mayo de 1927 en una capilla católica en Abbaye de Saint-Martin-du-Canigou, en los Pirineos. Hemingway y Pauline tuvieron dos hijos juntos, Patrick y Gregory, y vivieron juntos en París y en una casa en Key West, Florida.
Sin embargo, la relación entre Hemingway y Pauline comenzó a deteriorarse en la década de 1930, y la tensión aumentó en la década siguiente cuando Hemingway se enamoró de otra mujer, Martha Gellhorn. Finalmente, Hemingway y Pauline se divorciaron en 1940.
A pesar de su final infeliz, la relación entre Hemingway y Pauline fue una parte importante de su vida y obra. Hemingway incluso escribió sobre su matrimonio con Pauline en su novela "Tener y no tener".
Hadley Richardson fue la primera esposa de Ernest Hemingway. Se conocieron en un café en Chicago en 1920 y se casaron en septiembre de 1921. La pareja se mudó a París en 1921, donde se sumergieron en el mundo de la literatura y el arte parisino.
Hadley fue una gran influencia en la escritura de Hemingway. Leía sus borradores, lo alentaba a escribir y lo ayudaba a perfeccionar sus textos. Hemingway llamaba a Hadley su "mejor editora".
Sin embargo, la relación entre Hemingway y Richardson se volvió tensa cuando Hemingway comenzó a sentir que su carrera literaria estaba estancada. Hadley no era tan ambiciosa como él y se conformaba con una vida más tranquila. Además, Hemingway comenzó a mostrar interés por otras mujeres.
La pareja se separó en 1927 y se divorció en 1929 después de que Hemingway se enamorara de Pauline Pfeiffer, una amiga de la pareja. A pesar de la separación, Hadley y Hemingway mantuvieron una relación amistosa y ella incluso lo ayudó a recuperar algunos manuscritos perdidos durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia de amor entre Hadley Richardson y Ernest Hemingway fue retratada en la novela de Paula McLain, "La esposa del piloto", que muestra la relación entre la pareja durante su tiempo en París.
No se tiene registro de que Ernest Hemingway y Mae Marsh hayan coincidido en persona. Hemingway fue un escritor estadounidense nacido en 1899 en Illinois, conocido por obras como "El viejo y el mar" y "Por quién doblan las campanas". Por su parte, Mae Marsh fue una actriz estadounidense nacida en 1895 en Indiana, conocida por sus actuaciones en películas mudas como "El nacimiento de una nación" y "Intolerancia". Aunque ambos estuvieron activos en el mismo período, se desconoce cualquier encuentro entre ellos.
Ernest Hemingway y Agnes von Kurowsky tuvieron una relación sentimental durante la Primera Guerra Mundial, cuando Hemingway era un joven reportero y voluntario de ambulancias en Italia, y Agnes era una enfermera estadounidense que trabajaba en un hospital cercano.
La pareja se enamoró y Hemingway incluso pensó en pedirle matrimonio a Agnes, pero su romance terminó cuando él regresó a Estados Unidos y ella se quedó en Europa.
Sin embargo, esta experiencia inspiró a Hemingway en la creación de su famosa novela "Adiós a las armas", que cuenta la historia de un joven soldado estadounidense y una enfermera británica que se enamoran durante la Primera Guerra Mundial.
Agnes von Kurowsky vivió hasta los 96 años, y aunque nunca se casó con Hemingway, mantuvo correspondencia con él durante muchos años y conservó los recuerdos de su romance en Italia como uno de los momentos más importantes de su vida.
Barbara La Marr y Ernest Hemingway nunca tuvieron una relación romántica. Sin embargo, se conocieron en Hollywood en la década de 1920, cuando La Marr era una actriz popular y Hemingway era un joven periodista en busca de historias.
La Marr era conocida por su belleza y excesos en su vida personal, lo cual llamó la atención de Hemingway. Los dos mantuvieron una amistad ocasional y se vieron en algunas fiestas en Hollywood, pero nunca tuvieron una relación amorosa ni colaboraron en una obra.
A pesar de que nunca tuvieron una relación romántica, La Marr y Hemingway compartían una vida agitada y controvertida. La Marr luchaba contra el alcoholismo y las drogas, mientras que Hemingway también tenía problemas con el alcohol y lidiaba con una vida tumultuosa que reflejaría posteriormente en su obra.
La relación entre Barbara La Marr y Ernest Hemingway fue más una coincidencia de dos icónicos personajes de la década de 1920 en Hollywood, ambas batallando una vida compleja y apasionada, pero sin mayores conexiones personales o literarias.
Ernest Hemingway y Slim Hawks fueron una pareja matrimonial de corta duración pero intensa. Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer en 1927 y tuvieron dos hijos juntos antes de divorciarse en 1940. En 1936, durante su matrimonio, Hemingway conoció a Martha Gellhorn y comenzó una aventura con ella. En 1940, Hemingway se casó con Martha, pero la relación se deterioró y en 1945 comenzó un romance con Slim Hawks.
Slim, también conocida como Mary Welsh, era una periodista estadounidense que trabajaba para la revista Vogue en París cuando conoció a Hemingway. Ambos se enamoraron rápidamente y se casaron en 1946 en Cuba, donde Hemingway vivía en ese momento. Hemingway estaba en pleno apogeo de su carrera literaria y Slim se convirtió en su musa y compañera de viaje. Viajaban juntos por todo el mundo y escribían sobre sus experiencias.
Sin embargo, la relación de Hemingway y Slim era a menudo tumultuosa y problemática. Hemingway tenía problemas de salud mental y abusaba del alcohol, lo que a menudo provocaba enfrentamientos violentos. Además, Hemingway era infiel y sus aventuras extramaritales causaron tensión en la relación. Finalmente, en 1961, Hemingway se quitó la vida y Slim fue la primera en encontrar su cuerpo.
A pesar de sus problemas, la relación de Hemingway y Slim fue una de las más significativas de su vida. Slim se convirtió en una fuente de apoyo y estabilidad para Hemingway, y su influencia se puede ver en muchos de sus escritos. Hemingway dijo una vez: "Ella es el mejor amigo que he tenido en mi vida".
Ernest Hemingway y Sara Montiel coincidieron en la isla de Cuba en la década de 1950. Hemingway vivía en la Finca Vigía, cerca de La Habana, donde escribió gran parte de su obra. Montiel visitó la isla en varias ocasiones para filmar películas y también asistió a algunos de los eventos sociales organizados por Hemingway. Se dice que Hemingway quedó impresionado por la belleza y la elegancia de Montiel y la describió como una de las mujeres más hermosas que había visto. Aunque no se sabe si tuvieron algún tipo de relación romántica, se sabe que Hemingway la invitó a montar a caballo y juntos visitaron algunos lugares de la isla.
Ernest Hemingway, el famoso escritor estadounidense, y Josephine Baker, la icónica bailarina y cantante francesa y estadounidense, tuvieron una relación amistosa y respetuosa a lo largo de sus vidas.
A pesar de que ambos fueron figuras destacadas en la escena cultural de París en la década de 1920, sus caminos rara vez se cruzaron directamente. Baker se destacó como bailarina en el Folies Bergère y otros clubs nocturnos de la ciudad, mientras que Hemingway se concentró en sus obras literarias.
No obstante, Hemingway y Baker compartieron amigos en común, como el pintor Henry Miller y la escritora Gertrude Stein. Además, fueron contemporáneos en el movimiento artístico conocido como La Generación Perdida.
En su obra "El Sol También Se Levanta" (1926), Hemingway hace una referencia breve a Baker como "la bailarina de las perlas". Se cree que también la vio actuar en varias ocasiones y que quedó impresionado por su carisma y presencia escénica.
Por su parte, Baker mencionó a Hemingway en una entrevista en 1957 diciendo que lo admiraba como escritor y que había leído la mayoría de sus trabajos.
En resumen, la relación entre Ernest Hemingway y Josephine Baker fue de admiración mutua y de influencia indirecta en la escena cultural de París durante la década de 1920.
Ernest Hemingway y Lillian Hellman nunca tuvieron una relación romántica, sino más bien una amistad compleja y conflictiva que duró varios años.
Se conocieron en la década de 1940 en Cuba, donde ambos vivían en la misma comunidad de expatriados estadounidenses. Hellman era una dramaturga y escritora aclamada, conocida por obras como "La loba" y "La calumnia", mientras que Hemingway era uno de los escritores más famosos de la época, autor de clásicos como "El viejo y el mar" y "Por quién doblan las campanas".
A pesar de sus diferencias de personalidad y pensamiento, Hemingway se sintió atraído por el talento de Hellman y la invitó a formar parte de su círculo social en La Habana. Comenzaron a pasar tiempo juntos, compartiendo comidas y conversaciones, e incluso trabajaron juntos en una obra de teatro que nunca llegó a concretarse.
Sin embargo, la relación entre ambos comenzó a agriarse cuando Hellman se involucró en la política izquierdista de la época. Hemingway era conocido por sus simpatías hacia el comunismo, pero también por su aversión a los seguidores más radicales de esa ideología. Hellman, por su parte, era una defensora apasionada de la causa comunista y participó activamente en la lucha contra el macartismo y la caza de brujas en Estados Unidos.
A medida que la Guerra Fría se intensificaba y la paranoia se apoderaba del país, Hemingway y Hellman comenzaron a distanciarse cada vez más. Hemingway se volvió cada vez más crítico con las ideas políticas de Hellman y la acusó de traicionar los valores de la democracia al apoyar un régimen totalitario como el soviético. Hellman, por su parte, se sentía profundamente ofendida por las críticas de Hemingway y lo acusaba de intolerancia y de no querer ver las injusticias del capitalismo.
A pesar de todo, la amistad entre Hemingway y Hellman nunca se rompió por completo y siguieron manteniendo contacto esporádico durante los años siguientes. Hemingway incluso le dedicó un capítulo de su obra "París era una fiesta" a Hellman, reconociendo su talento como escritora y su valentía como activista política.
En resumen, la relación entre Ernest Hemingway y Lillian Hellman fue una mezcla de admiración, rivalidad y desencuentros políticos que reflejaron las complejidades de la época en que vivieron. A pesar de las diferencias, ambos se respetaron como artistas y continuaron influenciando la cultura y la política durante décadas.