Ethel Delmar era una mujer exitosa y dedicada en su profesión. Trabajaba como abogada en una gran empresa y se había convertido en una de las mejores en su campo. Todos sus colegas la admiraban por su inteligencia, perseverancia y siempre cumplía con las expectativas. Pero, a pesar de su éxito profesional, Ethel luchaba con una vida personal difícil. Había perdido a su esposo en un accidente automovilístico hacía algunos años y sus dos hijos estaban en la universidad, lo que hacía que se sintiera sola la mayor parte del tiempo. Para llenar este vacío, Ethel se enfocaba en su trabajo más que nunca, pero también encontraba consuelo en la música y en los viajes. Era una flautista talentosa y tocaba en una pequeña orquesta de cámara en su tiempo libre. Además, trataba de viajar una vez al año a algún lugar nuevo para descubrir nuevas culturas y experiencias. Ethel era una mujer dedicada y motivada en su trabajo, pero también sabía cómo encontrar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida.