Eva Collini estaba sentada en su escritorio, revisando minuciosamente los informes financieros de su empresa. La luz de la tarde iluminaba tenuemente su rostro concentrado y a la vez cansado por el arduo trabajo. No era la primera vez que se quedaba hasta tarde en la oficina, ganándose el respeto y admiración de sus colegas. Pero detrás de esa imagen de profesional exitosa, había una mujer llena de inseguridades y miedos. Eva había pasado por una dolorosa separación hace unos años y todavía le costaba confiar en las relaciones amorosas. Sin embargo, se había tomado el tiempo para trabajar en su autoestima y aprendió a valorarse por quien era. En su tiempo libre, Eva disfrutaba de la lectura y de la música clásica. También se mantenía en forma practicando yoga y asistiendo a clases de danza contemporánea. Era una persona muy comprometida con su comunidad y a menudo participaba en actividades benéficas. A pesar de los obstáculos que enfrentó en su vida, Eva se mantenía fuerte y comprometida con sus objetivos. Admiraba la resiliencia de las personas y se esforzaba por ser una de ellas.