Félix Kruck ha vivido una vida intensa y llena de aventuras. Desde muy joven, se enamoró de la naturaleza y se dedicó a explorar los rincones más remotos del mundo. Ha escalado montañas imponentes, se ha sumergido en las profundidades marinas y ha recorrido desiertos inhóspitos. Sin embargo, también ha sabido disfrutar de los placeres de la ciudad: la música, el arte y la gastronomía.
A lo largo de su vida, Félix ha tenido que superar numerosos obstáculos y enfrentarse a situaciones límite, pero siempre ha sabido salir adelante gracias a su determinación y su valentía. Además, ha forjado grandes amistades en cada uno de sus viajes y ha aprendido a valorar la diversidad cultural y la riqueza del mundo.
Pero su mayor pasión es la fotografía, que ha utilizado como herramienta para plasmar la belleza del mundo natural y compartir sus experiencias con los demás. Sus imágenes han sido publicadas en numerosas revistas y exposiciones, convirtiéndolo en un referente en el mundo de la fotografía de naturaleza. En resumen, Félix Kruck ha llevado una vida plena y adictiva que siempre lo ha llevado a nuevos desafíos y descubrimientos.
Felix-Kruck y Jannik-Schumann se conocieron en un festival de música en Berlín. Ambos estaban en la multitud disfrutando del espectáculo de su banda favorita, cuando se dieron cuenta de que estaban parados uno al lado del otro. Comenzaron a hablar y descubrieron que compartían muchos intereses en común, como el cine y la literatura. La conversación fluyó fácilmente entre los dos y rápidamente se dieron cuenta de que tenían una conexión especial. Al final del show, intercambiaron números y se prometieron seguir en contacto. Desde ese día, han sido inseparables, asistiendo juntos a festivales de música y eventos culturales en toda la ciudad. Y así comenzó una amistad duradera que solo ha fortalecido con el tiempo.