Fiona tenía una vida agitada y llena de cambios constantes. A lo largo de los años, había trabajado en diferentes areas, desde ser abogada a camarera en un bar local. Pero algo que siempre había mantenido constante en su vida era el amor por los viajes y la aventura. Había viajado por todo el mundo, desde Asia hasta América del Sur, siempre en busca de nuevas experiencias y culturas. En el ámbito personal, Fiona había tenido varias relaciones, pero ninguna duradera. A pesar de ello, no le importaba demasiado, ya que su prioridad era vivir la vida al máximo y disfrutar cada momento al máximo. Tenía un grupo diverso de amigos a los que adoraba y con los que compartía sus aventuras. A medida que pasa el tiempo, Fiona se dio cuenta de que había llegado el momento de establecerse, al menos por un tiempo. Así que decidió mudarse a una pequeña ciudad costera y disfrutar del mar y la tranquilidad. Comenzó a trabajar en una pequeña cafetería y encontró la felicidad en las pequeñas cosas de la vida, como el café por la mañana y la brisa del mar por la tarde.