Como modelo y fotógrafa de las décadas de 1920 y 1930, Florence Woolsey destacó en el mundo de la moda y el arte. Nacida en 1903 en Wilkes-Barre, Pensilvania, Woolsey se mudó a Nueva York en la década de 1920 para trabajar como modelo. No tardó mucho en darse cuenta de que prefería estar detrás de la cámara en lugar de frente a ella, y comenzó a fotografiar a sus amigos en la industria de la moda en su propio estudio en la ciudad de Nueva York. Woolsey se hizo conocida por sus imágenes elaboradas y estilizadas de modelos, bailarines y actores. Combinó habilidades técnicas con un sentido artístico para crear imágenes elegantes y vibrantes. Trabajó para las revistas Vogue y Vanity Fair, y sus fotografías se exhibieron en galerías de arte en todo el mundo. Desafortunadamente, la carrera de Woolsey fue corta debido a problemas de salud. En 1936, sufrió un grave accidente automovilístico que la dejó con lesiones permanentes y la obligó a abandonar la fotografía. Sin embargo, a pesar de su breve carrera, dejó una marca duradera en la fotografía de moda y sigue siendo una fuente de inspiración para los fotógrafos de hoy en día. Woolsey murió en 1988.