Foxy Gwynne era una mujer enigmática, siempre con un aire de misterio y de secretos guardados bajo llave. Su cabello negro como el azabache y sus ojos oscuros la hacían parecer una figura sobrenatural, casi fuera de este mundo.
Aparentemente, Foxy había pasado por muchas dificultades en su vida, pero aún así, se mantenía firme ante los desafíos que se le presentaban.
Era conocida por su amor por el arte y la música, y siempre se la podía encontrar bailando hasta altas horas de la noche en algún club de jazz clandestino. Pero también tenía un lado oscuro, del que nadie hablaba abiertamente. Se rumoreaba que había estado involucrada en actividades ilegales, pero nunca se había encontrado ninguna evidencia real.
Foxy era la personificación de la frase "nunca juzgues un libro por su portada". Podría parecer una mujer fría y distante para algunos, pero para otros, era una de las personas más compasivas y amables que habían conocido. Y aunque su pasado seguía siendo un misterio, lo que estaba claro era que había vivido una vida llena de aventuras y experiencias que la habían hecho ser quien era hoy en día.
Foxy Gwynne y Fred Gwynne se conocieron en una fiesta de disfraces de Hollywood en la década de 1960. Foxy estaba disfrazada de Chanel No. 5, mientras que Fred estaba disfrazado de un gigante de siete pies de altura. A pesar de la diferencia de altura, los dos conectaron instantáneamente debido a su sentido del humor compartido y su amor por las películas clásicas. Después de una noche llena de risas y conversaciones interesantes, intercambiaron números de teléfono y comenzaron a hablar y salir regularmente. El resto es historia: Fred y Foxy se casaron poco después y pasaron el resto de sus vidas juntos, disfrutando de su amor mutuo y de su pasión compartida por el cine y la televisión.