Fred Meade es un hombre apasionado por la fotografía y la naturaleza. Desde muy joven, se ha dedicado a recorrer distintos lugares del mundo para capturar la belleza y la singularidad de cada paisaje. Gracias a su habilidad y perseverancia, ha logrado exponer en varias galerías y museos de renombre internacional. Sin embargo, para él, el éxito va más allá de la fama y el reconocimiento, lo que más valora es la posibilidad de transmitir las emociones y la esencia de lo que retrata a través de sus obras.
A pesar de sus logros, Fred también es un hombre sencillo y amante de la vida hogareña. Cuando no está viajando, disfruta de la compañía de su familia y amigos cercanos, con quienes comparte charlas amenas y cenas preparadas por él mismo. Asimismo, es un apasionado de la música y de la buena literatura, y dedica parte de su tiempo libre a cultivar estas aficiones. Para Fred, la clave de una vida plena es la armonía entre la exploración del mundo y el disfrute de las cosas simples que nos rodean.
Fred-meade y Ziva-rodann se conocieron en un parque de la ciudad. Era una tarde soleada y ambos estaban sentados en el mismo banco, disfrutando del hermoso día. En un momento dado, Ziva se levantó para irse, pero accidentalmente dejó caer su libro al suelo. Fred, que estaba sentado cerca, se apresuró a ayudarla a recoger sus cosas.
Después de recoger el libro, Fred se lo devolvió y notó que el título era uno de sus libros favoritos. Esto llevó a una conversación sobre la literatura y la pasión que ambos compartían por los libros. Descubrieron que tenían más en común y comenzaron a hablar de música, películas y sus vidas personales.
Poco después, Fred invitó a Ziva a tomar un café y ella aceptó. La conversación fluyó sin problemas, y rápidamente se dieron cuenta de que tenían una conexión especial. Desde ese día, Fred y Ziva se convirtieron en buenos amigos, y finalmente comenzaron una relación amorosa.