Gabriel Martina es un hombre apasionado por el arte y la literatura desde su juventud. Por muchos años trabajó como editor de una prestigiosa revista cultural y logró publicar obras de varios escritores de renombre. A pesar de su éxito profesional, siempre sintió la necesidad de explorar su propia creatividad y comenzó a escribir en sus ratos libres.
Finalmente, decidió dejar su trabajo editorial para dedicarse por completo a su carrera como escritor y artista. Desde entonces, ha publicado varios libros de poesía y ha participado en numerosas exhibiciones de arte contemporáneo.
Además, Gabriel es un ávido viajero y ha sido fuente de inspiración para sus obras. Ha recorrido varios países y ha vivido por temporadas en diferentes ciudades de Europa y América Latina. Actualmente, reside en un pequeño pueblo costero donde encuentra la tranquilidad necesaria para crear y seguir explorando su pasión por el arte y la literatura.
Gabriel y Martina se conocieron en un concierto de música en vivo, donde ambos estaban disfrutando de la música de su banda favorita. En medio de la emoción del momento, sus manos se rozaron mientras intentaban alcanzar una guitarra que el cantante había lanzado hacia la multitud. Allí fue cuando se miraron y se sonrieron por primera vez.
Mientras tanto, María Teresa y Kuster se conocieron durante una clase de cocina en un centro comunitario. Los dos estaban aprendiendo a hacer platos tradicionales de su país de origen y terminaron siendo los únicos que seguían cocinando mientras que el resto de la clase se había ido. Mientras María Teresa picaba cebolla, Kuster se acercó y le preguntó si ella había probado alguna vez la receta de su abuela. Desde allí, comenzaron a intercambiar historias y recetas de familia, y el resto es historia.
Un día soleado en Buenos Aires, Gabriel y Martina se encontraron mientras esperaban el mismo autobús. Gabriel, un artista callejero, llevaba su guitarra y cantaba algunas canciones. Martina, que había dejado su libro en casa, escuchaba atentamente. Después de intercambiar algunas palabras, decidieron tomar un café juntos y conocerse mejor.
Mientras tanto, Eugenia y Lemos se conocieron en una fiesta del club nocturno. Eugenia, que era muy extrovertida, se acercó a Lemos y le preguntó si quería bailar con ella. Lemos, un amante de la música electrónica, se dejó llevar por el ritmo y bailó con ella toda la noche. Desde entonces, se convirtieron en inseparables, demostrando que la música y el baile pueden unir a las personas.
Gabriel y Martina se conocieron en una fiesta de cumpleaños de un amigo en común. Se encontraron bailando en la pista de baile y enseguida sintieron una conexión especial. Pasaron toda la noche charlando y riéndose juntos, y al final de la fiesta intercambiaron números de teléfono.
Mariana y Conci se conocieron en una tienda de discos. Ambas estaban buscando el mismo álbum y comenzaron a hablar sobre sus gustos musicales. Descubrieron que tenían muchos artistas favoritos en común y terminaron comprando juntas el álbum. Intercambiaron contactos de redes sociales y comenzaron a chatear todos los días. Poco después se dieron su primer beso en un concierto del grupo favorito que compartían.
Gabriel y Martina se conocieron en una fiesta de cumpleaños en común, llevados por amigos en común. Se toparon por casualidad en la mesa del buffet, donde ambos se encontraban poniéndose todo lo que se les antojaba. Gabriel la hizo reír en ese momento, haciendo un chiste sobre los gorritos navideños que se debían poner. Desde ese momento, estuvieron charlando toda la noche, sin separarse más del otro.
Romina y Ansaldo se conocieron de una manera más inesperada. Ambos coincidieron en la misma cola del cine, para ver la misma película. Al principio, no se dieron cuenta de la coincidencia, pero cuando entraron a la sala, se dieron cuenta de que tenían los asientos juntos. Durante la película, se emocionaron juntos en las mismas escenas y se rieron de los mismos chistes. Cuando terminó la función, salieron juntos del cine y empezaron a charlar sobre su pasión por el cine. Desde ese entonces, se hicieron inseparables.
Gabriel y Martina se conocieron en una clase de teatro en la universidad. Desde el primer momento, hubo una conexión especial entre ambos. Compartían la misma pasión por las artes escénicas y su amor por la música en vivo. Después de algunos ensayos juntos, comenzaron a salir como pareja.
Por otro lado, Andrea y Dellacasa se conocieron en una discoteca, cuando ella estaba de vacaciones en su país de origen. Dellacasa era el DJ de la noche y, en un momento, se acercó a la pista de baile para admirar la belleza de Andrea mientras hacía sus movimientos de baile. Desde el primer momento, la química era innegable y pasaron toda la noche bailando juntos. Los siguientes días, se mantuvieron en contacto mientras Andrea seguía disfrutando de sus vacaciones y, finalmente, cuando se fue, comenzaron una relación a distancia que se convirtió en una historia de amor verdadero.