Ged Malone era un hombre apasionado por la música y la naturaleza. Desde joven, se había dedicado al estudio de la guitarra y había formado varias bandas con las que había tocado en bares y festivales locales. Sin embargo, su pasión por la naturaleza había ido en aumento con los años, y había decidido dedicarse a la agricultura ecológica en su tiempo libre.
Así, se había hecho con un terreno en las afueras de la ciudad y había empezado a cultivar hortalizas y frutas de manera sostenible. Además, también se había interesado por la apicultura y había empezado a criar abejas, produciendo su propia miel y cera. Pero lo que más le emocionaba era la idea de compartir su conocimiento y su amor por la música y la naturaleza con los más jóvenes, por lo que había empezado a dar clases de guitarra y a realizar talleres de agricultura y apicultura para niños y adolescentes.
Ged disfrutaba de la vida simple y la tranquilidad que le proporcionaba su granja, pero también sentía la necesidad de transmitir su conocimiento y su pasión a los demás. No se consideraba un experto en ninguna de las dos disciplinas, pero le llenaba de satisfacción poder contribuir a crear una sociedad más consciente y respetuosa con la naturaleza.
Ged-Malone y Jane-Wiedlin se conocieron en una tarde soleada en una pequeña cafetería parisina. Mientras él se encontraba disfrutando de un croissant y leyendo una novela, ella entró en el local buscando algo para tomar. Al instante se complementaron, y tras intercambiar unas frases, Ged-Malone le propuso acompañarla en su paseo por la ciudad. Fue gracias a esa casualidad que comenzó su historia de amor, viajes y aventuras alrededor del mundo.