Georgios Bogris nació el 19 de febrero de 1989 en Atenas, Grecia. Comenzó a jugar baloncesto en el equipo juvenil del Aris Marousi a la edad de 13 años. Se incorporó al equipo mayor de Aris en la temporada 2005/2006 y permaneció allí durante seis años.
En 2011, Bogris se unió al Panathinaikos BC, uno de los equipos más exitosos de Grecia, donde ganó varias ligas griegas y una Euroliga en 2011. Pasó tres temporadas en Panathinaikos antes de firmar con el equipo español Bilbao Basket en 2014.
Después de dos años en Bilbao, Bogris regresó a Grecia para jugar con el Olympiacos BC en 2016. Allí ganó el campeonato griego y la Euroliga en la temporada 2017/2018.
En 2018, Bogris firmó con el equipo turco Tofaş Spor Kulübü, donde jugó una temporada antes de regresar a Grecia para jugar con el Promitheas Patras BC en 2019. Actualmente, sigue jugando para Promitheas Patras BC.
Bogris también ha sido miembro del equipo nacional de baloncesto de Grecia desde 2008 y ha representado a su país en numerosos campeonatos internacionales, incluyendo la Copa del Mundo de la FIBA de 2019.
Georgios Bogris y Elli Kokkinou se conocieron en una peluquería. Ambos estaban esperando su turno para ser atendidos cuando comenzaron a conversar. Descubrieron que tenían intereses comunes, como el baloncesto y la música, y rápidamente entablaron una amistad. Desde entonces, han mantenido una estrecha relación y han colaborado en varios proyectos juntos. La peluquería se convirtió en su lugar de encuentro favorito y todavía hoy en día se reúnen allí de vez en cuando para compartir historias y anécdotas.
Stella-Kalli y Georgios-Bogris se conocieron en una tarde soleada de verano, en una playa idílica de Grecia. Ambos estaban disfrutando del mar, el sol y la arena, cuando notaron que estaban cerca uno del otro. Comenzaron a hablar sobre cómo habían llegado allí y sobre sus vidas en general. Pronto, descubrieron que ambos eran de la misma ciudad y que incluso habían asistido a la misma escuela secundaria. Se rieron al recordar cómo se habían visto en los pasillos de la escuela, nunca pensando que algún día se conocerían de esta manera. La conversación fluyó naturalmente y pasaron horas hablando juntos. Al final del día, Stella y Georgios intercambiaron números de teléfono, prometiendo mantenerse en contacto y planear otra reunión en un futuro cercano. Desde ese día, su conexión solo creció más fuerte y se convirtieron en inseparables.