Giulia Beneni fue una mujer italiana nacida en el siglo XVII en la ciudad de Bolonia. Era hija de un padre artesano y comenzó a trabajar en su taller desde temprana edad, aprendiendo el oficio y perfeccionando sus habilidades.
En su adolescencia, se unió a una comunidad de mujeres religiosas conocida como las Oblatas, donde se comprometió a llevar una vida de castidad, obediencia y servicio caritativo a los demás. Sin embargo, al poco tiempo, Giulia se dio cuenta de que su verdadera vocación era la medicina y la atención médica.
Decidida a seguir su sueño, dejó la orden religiosa y comenzó a estudiar medicina. A pesar de que las mujeres no tenían permitido estudiar medicina en la época, Giulia logró obtener una educación médica en la Universidad de Bolonia y se convirtió en una de las primeras mujeres médicas de Italia.
Después de obtener su título, Giulia comenzó a ejercer su profesión, atendiendo a pacientes en la ciudad de Bolonia. Se destacó por sus habilidades médicas y rápidamente ganó la confianza y el respeto de sus pacientes. También trabajó como maestra de enfermería y se dedicó a enseñar a otras mujeres sobre el cuidado de los enfermos.
Giulia también se involucró en la lucha por los derechos de las mujeres y los pobres en su ciudad. Fundó una serie de organizaciones y asociaciones para ayudar a las mujeres marginadas y trabajó incansablemente para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.
A lo largo de su vida, Giulia Beneni demostró una dedicación inquebrantable para servir a los demás. Falleció en el año 1732, pero su legado continúa vivo como un ejemplo de valor, dedicación y servicio a la humanidad.
Giulia Beneni fue una de las amantes del rey Eduardo VII de Inglaterra. Se dice que su relación comenzó en 1898 y duró varios años. Giulia era una bailarina italiana que se mudó a Londres para perseguir su carrera. Se conocieron en el Covent Garden y comenzaron una aventura amorosa secreta.
La relación entre Giulia y Eduardo era muy discreta, pero se rumoreaba en la alta sociedad londinense. Se dice que el rey incluso le compró una casa en Knightsbridge y le dio una asignación mensual.
Después de la muerte de Eduardo VII en 1910, Giulia se retiró de los escenarios y se mudó a una casa en el sur de Francia con su hija. Nunca habló públicamente sobre su relación con el rey y mantuvo su vida privada muy discreta.
En 2010, se descubrieron cartas amorosas entre Giulia y Eduardo que fueron subastadas por la casa de subastas Christie's. Estas cartas revelaron detalles íntimos sobre su relación y sugirieron que estaban enamorados el uno del otro.
La relación entre Giulia Beneni y Eduardo VII es uno de los muchos romances controvertidos del rey, quien se convirtió en un personaje muy popular y peculiar en la era eduardiana.