Como modelo de lucha contra la discriminación
Gonzálo Archundia fue un destacado activista LGBT+ mexicano, que luchó durante toda su vida para promover la igualdad, el amor y el respeto hacia las personas de todas las orientaciones sexuales e identidades de género. Nacido en 1975, creció en la ciudad de San Luis Potosí, donde a temprana edad empezó a manifestar su amor por la actuación y la danza.
En 1995 se mudó a la Ciudad de México para estudiar teatro, en donde empezó a involucrarse en organizaciones de la comunidad LGBT+. Pronto se convirtió en uno de los principales portaestandartes de la lucha contra la discriminación hacia las personas homosexuales, a través de su trabajo como activista y modelo en campañas de prevención y concienciación.
Uno de sus logros más destacados fue su participación en la primera Marcha del Orgullo Gay de México en 1999, en la que se hizo famoso por llevar una pancarta con la leyenda "Soy gay, ¿y qué?". Este mensaje se convirtió en un símbolo de la lucha contra la discriminación en el país.
Además de su carrera como modelo y activista social, Gonzálo Archundia también trabajó como actor en diversas producciones teatrales, televisivas y cinematográficas en México. Desde su plataforma mediática, trató siempre de fomentar el respeto, la diversidad y la apertura hacia todo tipo de personas, mientras exploraba su propia identidad sexual y de género.
Tristemente, Gonzálo Archundia falleció en 2001 debido a complicaciones de VIH/SIDA, a la edad de 26 años. Sin embargo, su legado como activista y defensor de los derechos LGBT+ sigue siendo una fuente de inspiración para muchas personas en México y en todo el mundo.
Frida y Gonzalo se conocieron en un concierto de música popular mexicana en la Ciudad de México. Los dos estaban en la fila para comprar bebidas cuando Gonzalo accidentalmente derramó su refresco en la camisa de Frida. Aunque al principio se sintió un poco molesta, Frida rápidamente se dio cuenta de que Gonzalo era un chico amable y simpático. Después de intercambiar algunas palabras y risas, decidieron mirar juntos el concierto desde el fondo del recinto. La música los envolvió y pronto se dieron cuenta de que compartían una verdadera pasión por la música y la cultura de su país. Al terminar el espectáculo intercambiaron números de teléfono y así comenzó su historia de amor.
Gonzalo y Ana se conocieron en una feria de arte en la Ciudad de México. A ambos les gustaba la fotografía y casualmente, estaban analizando la misma exposición. Gonzalo notó que Ana se detenía junto a una de sus fotos y decidió acercarse a ella para preguntarle qué opinaba al respecto. Ana se sintió halagada por el interés de Gonzalo y juntos comenzaron a discutir diferentes aspectos de la fotografía. Con el tiempo, descubrieron que tenían mucho en común, como su amor por la música clásica y la cocina italiana. Así es como Gonzalo y Ana comenzaron a salir y se convirtieron en una pareja inseparable.