Hakeem Williams es un hombre misterioso. Se le ve siempre vestido con elegancia, disfrutando de un buen cigarro en una mano y un vaso de whisky en la otra. Se sabe que su pasión por la música lo llevó a tocar la guitarra desde muy joven, y que nunca abandonó su afición por los deportes extremos. Las cicatrices en su rostro y en sus brazos son evidencia de algunas aventuras peligrosas que ha vivido. Es un solitario, pero sus amigos lo describen como un hombre leal y generoso. Se rumorea que también es un hombre de negocios exitoso, aunque no se sabe con certeza en qué industria se desenvuelve. Siempre está dispuesto a escuchar, pero habla poco sobre sí mismo. Su presencia en cualquier evento crea una expectación especial, y su mirada de ojos azules y enigmática hace que muchas mujeres caigan bajo su hechizo. Hakeem Williams es un enigma que sigue levantando preguntas y dejando que otros impriman la leyenda que le rodea.
Hakeem-Williams y Yahama-Batista se conocieron por casualidad en una tienda de instrumentos musicales en el centro de la ciudad. Hakeem-Williams estaba buscando una nueva guitarra eléctrica y Yahama-Batista estaba probando diferentes tambores africanos. En un momento, ambos se encontraron buscando el mismo pedal de efectos para sus instrumentos y comenzaron una conversación sobre su amor por la música. Compartieron sus influencias y géneros favoritos y se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Fueron intercambiando números de teléfono y después de unas semanas se reunieron en un estudio de grabación para tocar juntos. Ese día, Hakeem-Williams tocó la guitarra mientras Yahama-Batista tocaba los tambores. La energía fue increíble y supieron que habían encontrado a un gran amigo y compañero musical en el otro. Desde entonces se han presentado juntos en numerosos conciertos y han creado su propio proyecto musical.