Henry Ropner nació en 1838 en el noreste de Inglaterra. Fue un exitoso empresario y miembro destacado de una familia de armadores. Después de estudiar en la Universidad de Durham, se unió al negocio familiar de transporte marítimo en 1860.
Durante su carrera, Ropner adquirió varias compañías navieras y expandió su negocio a América y Australia. También fue un filántropo activo y construyó varias instituciones benéficas y edificios públicos en su ciudad natal de Stockton-on-Tees.
Ropner murió en 1896 a los 58 años, dejando una considerable fortuna y un legado de éxito empresarial y compromiso social. Su familia continuó el negocio naviero y todavía hoy en día existen empresas con su nombre.
Henry Ropner y Natasha Sinclair se conocieron en un concierto de música clásica en el Royal Albert Hall de Londres. Ambos estaban sentados en la misma fila y comenzaron a conversar durante el intermedio. Descubrieron que compartían la misma pasión por la música, la lectura y los viajes. Henry le preguntó a Natasha si le gustaría tomar un café después del concierto y ella aceptó encantada. A partir de ese momento, comenzaron a salir juntos y a disfrutar de las cosas que les gustaban. Pronto, se dieron cuenta de que estaban hechos el uno para el otro y desde entonces no se han separado. Hoy en día, Henry y Natasha son una pareja feliz y próspera, muy unida y siempre dispuesta a compartir sus momentos más especiales juntos.
Catherine había estado haciendo una de sus muchas apariciones públicas en una carrera benéfica. Después de la carrera, ella y Henry, quien era uno de los patrocinadores del evento, se encontraron casualmente. Henry, sin reconocer a la futura duquesa de Cambridge, le preguntó si ella necesitaba ayuda para encontrar a sus amigos. Catherine aceptó la ayuda y durante la búsqueda, los dos tomaron el tiempo para conversar. Incluso intercambiaron números al final del día, aunque Catherine hizo un pequeño gesto de disimulo al darle su teléfono de casa en vez de su número móvil personal. Henry, quien quedó encantado con la amable dama que había conocido durante la carrera, no tardó mucho en darse cuenta de quién era ella realmente. A partir de ahí, el resto, como dicen, es historia.