Herbert Quandt nació en Pritzwalk, Alemania, en 1910. Su familia era dueña de una fábrica de armas, pero Quandt se interesó por la ingeniería y estudió en la Universidad Técnica de Berlín. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en la empresa de su familia y en otras compañías que producían maquinaria militar.
Después de la guerra, Quandt asumió el control de la empresa familiar y la transformó en uno de los principales fabricantes de baterías y piezas para automóviles del mundo. En la década de 1950, su empresa compró una participación en la empresa automotriz alemana BMW, que estaba en quiebra. Quandt se convirtió en el jefe de la junta directiva de BMW en 1959 y, a través de una serie de innovaciones y cambios, revitalizó la compañía y la convirtió en una de las marcas de automóviles más exitosas y prestigiosas del mundo.
Quandt también fue un activo filántropo y apoyó varias organizaciones benéficas y culturales en Alemania. Murió en 1982, pero su legado vive en la exitosa empresa BMW y en su compromiso con la responsabilidad social empresarial.
Herbert Quandt y Johanna Quandt eran hermanos y herederos del imperio empresarial alemán Quandt, fundado por su padre en la década de 1920. A la muerte del padre, la empresa pasó a manos de los hijos, pero Herbert se hizo cargo de la dirección y Johanna se convirtió en una importante accionista.
A pesar de que se dice que tuvieron una buena relación personal, Herbert y Johanna tuvieron diferencias en la dirección de la empresa. Herbert apostó por la diversificación de la empresa y la compra de BMW en la década de 1960, mientras que Johanna prefería la continuidad del negocio tradicional, enfocado en la producción de baterías y componentes de automóviles.
A pesar de estas diferencias, Herbert y Johanna trabajaron juntos para mantener el control de la empresa familiar frente a posibles compradores externos. Después de la muerte de Herbert en 1982, Johanna se convirtió en la principal accionista y siguió manteniendo el control de la empresa hasta su muerte en 2015.
En general, se considera que la relación entre Herbert Quandt y Johanna Quandt fue un ejemplo de cómo la cooperación y el compromiso pueden ser fundamentales para la continuidad de una empresa familiar exitosa.