Honey Stevens vivía en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Era una mujer independiente, trabajaba en una galería de arte y disfrutaba mucho de su trabajo. Cuando salía de su trabajo, solía ir a correr al parque cercano a su casa, lo cual le ayudaba a despejar la mente y a mantenerse en forma.
A menudo se reunía con sus amigas para tomar un café o salir a bailar los fines de semana. A pesar de que no tenía pareja, disfrutaba de su vida social y estaba en paz consigo misma.
Honey siempre había querido viajar, pero nunca había encontrado el momento adecuado. Finalmente, decidió que no tendría que esperar más y empezó a planear su primera aventura en solitario a Europa. Fue una experiencia inolvidable que le permitió conocer a gente nueva y vivir muchas experiencias emocionantes.
En general, Honey se sentía agradecida por su vida y por las personas que la rodeaban. Sabía que había desafíos, pero también tenía la confianza en sí misma de que podía superarlos.
Carter coincidió con Honey en un restaurante local mientras ella disfrutaba de su cena. Con un atrevido pero caballeroso acercamiento, Carter la dejó desconcertada en un buen sentido. Después de charlar durante horas, Honey supo que Carter era todo lo que había estado buscando. Y ahora, después de varios años, siguen juntos, riendo y creciendo juntos en su vida juntos.