Isabella II of Jerusalem, también conocida como Isabella II de Chipre, nació en Nicosia en 1212. Era hija de Enrique I de Chipre y de Alicia de Montferrato. A los 13 años, se casó con su primo segundo, Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Después de la muerte de Federico, Isabella regresó a Chipre y se convirtió en la reina titular de Jerusalén. Sin embargo, la mayor parte de su reinado se vio obstaculizado por la oposición de los barones feudales y conflictos internos. Isabella también tuvo que luchar contra los mamelucos en varias ocasiones, lo que resultó en la pérdida de territorios importantes. En 1260, Isabella se casó con Hugo III de Borgoña, pero el matrimonio no fue exitoso y terminó en 1262. Isabella finalmente abdicó en su hijo, Conrado II, en 1264 y se retiró a un convento en Francia, donde murió en 1266. A pesar de sus problemas políticos, Isabella es recordada como una gobernante piadosa y caritativa. Se dedicó a la construcción de hospitales e iglesias y ayudó a establecer una escuela para la formación de monjas. También financió la construcción de un hospital en Chipre y apoyó la obra misionera en el sur de Francia.